Por Andrea Cozzi
En enero de 1945 Truman Capote era un perfecto desconocido dentro del círculo literario de aquella época. Trabajaba como corrector del "New Yorker", con un futuro incierto, según sus jefes un enano vanidoso, que se paseaba por las oficinas de la revista sin poder colocar ninguno de sus cuentos.
Seis meses más tarde ya se hablaba de él como la más fulgurante joven promesa de la literatura americana de posguerra. ¿Qué fue lo que sucedió?. Entre enero y octubre de 1945 había publicado en la revista "Mademoiselle" un extraño relato inusual por su tema, "Miriam" la historia de una niña que lentamente vampiriza y destruye a una bondadosa viuda. Lo que más impresionó, antes que la temática sombría de "Miriam", fue la edad de su autor, Capote tenía en ese entonces 21 años.
En el prólogo de "Música para Camaleones", Capote recuerda que en su infancia, así como algunos jóvenes practican el piano o el violín cuatro o cinco horas diarias, de igual forma se ejercitaba él con sus plumas y sus papeles, nunca le había contado a nadie de lo que escribía, y si alguien le preguntaba qué estaba haciendo, él contestaba que hacia los ejercicios del colegio. Desde temprana edad lo obsesionaban las diabólicas complejidades de construir los párrafos, la puntuación y el empleo del diálogo.
Su primera novela, "Otras voces, otros ámbitos" se publicó en enero de 1948, y en menos de tres meses el libro triplicó en ventas su tirada inicial, lo que supuso para el joven escritor suculentos ingresos en concepto de derechos de autor. Los ataques personales de todos aquellos que no le perdonaron su salto a la fama crearon una controversia que hacía vender libros y lo llevó a una especie de exilio que lo instaló en Europa, más precisamente en el sur de Italia.
Durante su estancia en Europa, decidió escribir una serie de relatos sobre los lugares que había visitado. Desde febrero de 1949 fueron apareciendo, entre otros, "Profesor miseria", "Mi versión del asunto", "La botella de plata", que la editorial recopiló bajo el título de "Un árbol de noche y otras historias".
Capote fue una especie de visionario: se adelantó casi una década a las técnicas del Nuevo Periodismo cuando se embarcó en una excursión soviética para cubrir la presentación de una compañía estadounidense en Leningrado, en plena Guerra Fría. De esa experiencia publicó "Se oyen las musas", un texto breve que fue muy bien recibido por la crítica.
Al año siguiente, tratando de ir más lejos en su exploración de las fronteras entre el periodismo y la literatura, se preguntó cuál seria el nivel más bajo del arte periodístico, y encontró la respuesta en la entrevista a un artista de cine. Capote sostenía que la presencia de un grabador o el hecho de tomar notas en una entrevista destruían la naturalidad creando una atmósfera artificial, por ende se preparó por más de un año y medio en el arte de memorizar y transcribir hasta la exactitud un texto.
Con esa premisa viajó a Kioto, donde se rodaba la superproducción "Sayonara", para encontrarse con Marlon Brando, a quien había elegido para su nuevo experimento. Su capacidad para memorizar los diálogos lo llevó a lograr transcribir casi textual la charla que mantuvo por más de cinco horas. En 1957 publica "El Duque en su dominio", un perfil de Brando que aún hoy, en muchas clases de periodismo alrededor del mundo se utiliza como piedra de toque del arte de la entrevista.
Corría 1958 y publica la novela corta "Desayuno en Tiffany’s" que se impuso con una rapidez pocas veces vista. Con esta obra, Capote cerraría, según sus palabras su "segundo ciclo creativo". Esto respondía a que ya no encontraba placer en la narrativa, no podía permanecer quieto imaginando un relato, estaba convencido de que quería escribir hechos y no ficciones.
Al leer en el "New York Times" una columna con este titular "Rico agricultor y tres miembros de su familia asesinados", el 16 de Noviembre de 1959 comenzó una nueva etapa para Truman Capote, una etapa de la que no saldría indemne.
Seis años le tomó escribir la trágica historia de Herbert Clutter, y sus asesinos Dick Hickock y Perry Smith. Realizó un trabajo descomunal, una investigación que rondaba las seis mil páginas de notas, transcripciones de entrevistas, conversaciones con psiquiatras, cartas, recortes de prensa e informes jurídicos, y del cual apenas utilizó un 20%. "A sangre fría" se publicó en enero de 1966 y fue un éxito crítico y comercial instantáneo.
La experiencia vivida a lo largo de toda la investigación lo marcó profundamente y Capote ya no fue el mismo, se perdió en un laberinto de drogas, alcohol y fármacos, confesó en una entrevista que "(A sangre fría) me chupó hasta la médula de los huesos... acabó conmigo". Mientras duró la investigación, y hasta que lo ajusticiaron, había estrechado lazos con Perry Smith, uno de los asesinos, ya que encontraba similitudes entre sus historias familiares.
Capote cargaba en sus espaldas una historia familiar que lo atormentaba a diario, según él contaba el sonido primordial de su infancia fue el de una puerta al cerrarse, seguido del taconeo de su madre al partir, abandonándolo en algún hotel para ir al encuentro de sus innumerables amantes.
Luego de atravesar una etapa sombría, en 1980 tras una brutal cura de desintoxicación Capote completó los textos de "Música para Camaleones". Entre sus relatos se destaca "Una hermosa criatura", extraordinario retrato de Marilyn Monroe.
Cuatro años más tarde, el 23 de agosto de 1984, un mes antes de cumplir 60 muere por una intoxicación múltiple con fármacos diversos. Su vida fue una constante búsqueda de nuevos horizontes, en la narrativa y en el periodismo. Seguramente nunca imaginó cuanto le significaría a su persona ahondar en la búsqueda de historias para una novela de no ficción, tal vez haya pagado un precio muy alto por eso.
_____
De DE OTROS MUNDOS, blog de Triunfo Arciniegas, 27/08/2014
No comments:
Post a Comment