ABDELLATIF BOUZIANE
El fenómeno
de Trance ha atraído siempre a los músicos que tocan instrumentos eléctricos.
Es una manera o forma, con carácter, de una huida o escape. Marruecos y
concretamente la región de las montañas de Tánger, como el Tibet en la India para
los John Lennon y compañía, ha sido elegida por The Rolling Stones como lugar
para practicarlo.
Una ciudad espabilada y cosmopolita, donde la convivencia del Islam, del
cristianismo y de la religión judía se llevaban a la perfección, bajo las órdenes
de un mismo dios, parecían compinchadas. Aquello formaba una auténtica alianza
de civilizaciones. Pero, una vez que uno se coloca dentro, la orientación de su
intimidad y su comportamiento se desarrollan con total naturalidad y
discreción, hasta tal punto que no es necesario ningún guía para conocer Tánger.
Pero siempre se ha notado, por toda la ciudad, la existencia de un sabor agrio,
de un corazón roto y dividido por las dos potencias coloniales Francia y España
en los tempranos años 20. Tánger gozaba de un estado especial como zona
internacional, que duró hasta 1956. Las flojas y permisivas leyes de impuestos,
y el privilegio como puerto franco, congregó una afluencia notable de europeos,
turistas, bohemios, millonarios, buscavidas de cualquier tipo de aventura o de
trabajo (incluso el de espías), hombres de negocios, escritores, artistas y
vividores variopintos... Por supuesto, esto ha provocado la aparición de los
negocios sucios, del contrabando, de la mala y buena vida. Tánger adquirió un
encanto discreto pero atrayente. Se convirtió en una ciudad de gozo, de placer
y de refugio de personajes de la talla de Brion Gysin, Paul Bowles, de
Burroughs, Capote, Tennessee Williams, Brian Jones….
Concretamente Brian Jones vino con la intención de descansar unos días y se
topó con los principales músicos exponentes de Jajouka así como con los músicos
negros Gnawa. Nuevas músicas a descubrir. Músicas antiguas del trance que
sacudieron su mente con sus ritmos acelerados y repetitivos, con sus ondas
vocales cantadas y su percusión implacable que puede durar varias horas sin
interrupción. Le cautivaron, y con la ayuda de las pipas misteriosas, el viaje
está asegurado a otros mundos. Al mundo de los sueños nómadas y del humo del
kif. Era una especie de libertad, de magia, de rebeldía ante lo convencional.
Los peores y tristes recuerdos se ocultan e hipnotizan bajo las piedras de las
llanuras y de las tierras de las montañas. Un sonido continuo que induce al
trance y se relaciona con los ritos religiosos del Boujloud, del Dios Cabra
(basado en disfrazar a un joven con una cabeza de cabra y hacerlo bailar hasta
la extenuación, a veces hasta la muerte). Este acto se relaciona con el mito
mediterráneo de Pan y con la filosofía religiosa islámica del sufismo de origen
persa. La música de los Jajouka es circular e hipnótica, cada ejecutante
superpone su frase a la de los demás produciendo un efecto de eco. Los músicos
de Jajouka tienen una antigüedad de al menos mil años, pasando sus
conocimientos de generación en generación. La música de Jajouka, en particular,
se basa en la conjunción de instrumentos de percusión y de viento típicos del
Folclor Rifeño tales como la Gaita (entre el oboe y la trompeta), la Lira (una
flauta de bambú), el Guimbri (especie de Laúd de tres cuerdas) y el tambor de
doble cabezal. La gran originalidad de la idea de Brian Jones era la grabación
y la incorporación de esta fascinante música en el mundo occidental. Hasta
entonces no se había grabado música étnica con fines de edición. Existían
grabaciones privadas, no comerciales, como las que había realizado el propio
Brion Gysin para su uso. El mismo Paul Bowles, ya en los años 50, grabó música
de distintos lugares de Marruecos, sin finalidad alguna en la edición de
discos.
Pero esta historia comienza con Paul Bowles, un norteamericano que precozmente
escapa del “American Way Life” para realizar frecuentes viajes por Europa hasta
adentrarse en Marruecos, Sáhara y Argelia. Conoció Tánger en 1931 enamorándose
de la ciudad a la que, sin embargo, no volvió hasta el año 1947 para establecer
su residencia definitiva en ella. Para entonces, la devastación de la II Guerra
Mundial, el miedo a la bomba atómica y el mundo de rancios valores opresivos,
revitaliza a un grupo de escritores norteamericanos que fueron conocidos como
la Generación Beat. Eran escritores bohemios, amantes del jazz y de la
libertad, defensores de los marginados y de los malditos, con la conciencia y
valores orientales del hinduismo o el budismo, no renunciando al uso de las
drogas, la sexualidad y la música de vanguardia, y admitiendo que la espiritualidad
oriental podía encontrarse también en la música marroquí así como en la músicas
étnicas, hasta entonces olvidadas en Occidente. Por ejemplo, no demasiado lejos
de Tánger, la villa de Jajouka, situada en un valle en las montañas rifeñas, es
el centro de una historia con nombres propios, dos de occidentales y otros dos
marroquíes: El escritor Paul Bowles, el pintor Brion Gysin, el también pintor
Mohamed Hamri, y el músico Bachir el Attar, sin olvidar que alrededor de estos
nombres gira el de otro famoso músico, Brian Jones de los Rolling Stones así
como el del propio grupo.
En agosto de 1965, Brian Jones, guitarrista de los Rolling Stones, y su novia,
la espectacular Anita Pallenberg, pasaron unos días en Tánger. Durante ese mes
de agosto Brian se encontró con Brion Gysin, que le invita a visitar el
misterioso pueblo de Jajouka donde las fiestas rituales y la música, alrededor
del kif, duran toda la noche.
Dos años más tarde Mick Jagger, su novia Marianne Faithfull, y Keith Richards
toman rumbo a Tánger con la intención de experimentar lo mismo, en compañía de
Brian Jones y su pareja Anita Pallenberg. En el trayecto Anita cambia de
pareja, de guitarrista a otro guitarrista, y cambia a Brian por Keith. Se
suceden varias broncas y escenas de celos entre los componentes del grupo.
Brian, decidido, pretende aumentar la influencia étnica en la música de Stones
con los ritmos marroquíes, intentando también introducir la música Gnawa,
originaria de los negros del sur de Marruecos y que en su viaje anterior grabó
en Marrakech. Los Gnawa son de la raza de los Bambara practican otra modalidad
de música de trance, hipnótica, basada en unos peculiares instrumentos
magrebíes tipo grandes crótalos en forma de ocho, acompañada de grandes
tambores. Brian Jones se encontraba cada vez más distanciado del grupo The
Rolling Stones. El 9 de junio de 1969, fue expulsado de la banda en la que de
hecho ya había dejado de participar hacía tiempo. Semanas después, el 2 de
julio de 1969, apareció muerto, aparentemente ahogado, en la piscina de su
casa. En el juicio el dictamen fue de una muerte accidental, ocurrida en el
fondo de la piscina de Cotchford Farm, debida a los excesos de alcohol y droga,
propios de Brian Jones. Pero, las extrañas circunstancias de lo ocurrido aquella
noche del 3 de julio de 1969, así como todos los problemas ocurridos en sus
viajes de aventuras a Tánger, no han hecho más que alimentar, todos estos años,
los rumores sobre el asesinato del guitarrista fundador de los Rolling Stones.
Habría razones para un suicidio puesto que Jones se deslizaba por una pendiente
destructiva desde que había perdido el liderazgo de la banda y, sobre todo,
tras haber sido echado del grupo al que había contribuido a formar y dar fama.
Sin embargo, las investigaciones no oficiales realizadas en los últimos años
convergen todas en la teoría del asesinato. Está confirmado que Brian Jones
durante su estancia en el pueblo de Jajouka tuvo una premonición mientras
presenciaba el sacrificio de una cabra y, agarrando su cuello, empezó a gritar:
“¡Soy yo, soy yo!”.
En septiembre de 1971 los Rolling Stones decidieron editar en su nuevo sello,
como primer disco, “Brian Jones presents the pipes of Pan at Jajouka”,
reconocido mundialmente como el primer disco occidental de música étnica. Este
disco, aunque tuvo una trascendencia limitada en ese momento, fue un homenaje a
Brian Jones y sirvió de impulso a los músicos de Jajouka. El disco salió con un
cuadro en portada realizado por Mohamed Hamri, el chico de 15 años que allá en
1947 había encontrado Paul Bowles dibujando en la tierra… Y describe a Brian
Jones entre los músicos. Hamri se convirtió en manager de los Maestros Músicos
de Jajouka que, poco después, pudieron grabar su propio disco en 1973 (“The
Masters musicians of Jajouka”). En 1991, tras varias disputas que se originan
por el control de los derechos del disco de Brian Jones de 1971, The Rolling
Stones deciden ceder finalmente los derechos a Bachir El Attar, el leader de
The Jajouka . En 1995, el disco de Brian Jones es reeditado con el sonido
original, eliminando los ecos y efectos añadidos así como la portada original
con la pintura de Mohamed Hamri y las notas de Robert Palmer, poniendo en la
portada una foto del mismo Bachir.
Pese a todo es realmente escaso el balance de la influencia marroquí en la
música de los Stones. Los deseos étnicos de Brian Jones encontraron eco fuera
de la música de la banda. El liderazgo de Jagger y Richards llevó la música de
los Rolling por otros derroteros, pero a los Stones, o mejor dicho, a su colíder
Brian Jones, le corresponde el honor de haber acercado la música de Jajouka a
los oídos occidentales. No en balde existe en muchas casas de Jajouka una foto
de Brian en señal de agradecimiento a ese extraño europeo rubio que, en la
citada villa rifeña, visualizó su propio sacrificio caprino once meses antes de
morir. Los Jajouka fieles a su música editan varios discos en los años 90. Ya
en 1995 dedican, en su disco Black Eyes, un tema a Brian Jones (“Brahim Jones,
very stoned”).
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De https://tangerexpress.blogspot.com/,
30/01/2008
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