JORGE MUZAM
Quién indague sobre la relación del laureado poeta Nicanor Parra con su aparente pueblo natal, San Fabián de Alico, no encontrará mucho más que el dato de nacimiento en algunas enciclopedias. San Fabián es un pueblo pequeño, agrícola, de no más de tres mil personas, situado en un valle cordillerano que limita con la provincia argentina de Neuquén.
Es usual que los sucesivas cortes políticas que se hacen del poder en el pueblo, busquen asuntos para entretener a su electorado mientras se echan la siesta de cuatro años. Pues Nicanor Parra ha sido uno de estos asuntos recurrentes. A falta de luces para percibir las peculiaridades del lugar, y que conforman una identidad claramente identificable y hasta poderosa, estos cómodos muchachos recurren a Google husmeando cualquier leve relación foránea para ensalzar los bonos turísticos del pueblo, y justificar financieramente todo un equipo de trabajo durante un año, o dos, o tres, o cuatro. Y hasta ocho si hay reelección.
A la imagen del pueblo se le adosa la del viejo Nicanor como una paternal nube que cuida a los santos inocentes de allá abajo. Se elaboran carteles, dípticos, murales y hasta una enorme escultura en la plaza pública. A los muchachos se les obliga a leer las pachotadas de Nicanor en el colegio, a buscarle el lado gracioso, o ingenioso, y a los que no lo logran se les moteja soterradamente de tarados. Pero cuando a algún despierto muchacho se le ocurre preguntar por los poemas que el gran vate escribió sobre nuestro pueblo, los profesores, directores, asistentes y funcionarios variopintos se encogen de hombros. Nadie está preparado para esa pregunta, porque nadie siquiera se la había hecho, quizás confiando en la elevada dirección intelectual del municipio.
Pues en cien años, el olvidadizo o desdeñoso poeta Nicanor Parra no escribió un solo poema sobre este pueblo que lo idolatra por defecto político.
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De CUADERNOS DE LA IRA, blog del autor, 16/10/2014
Foto: Nicanor Parra
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