AIRAM GOIZEDER
Esta noche
de sábado, he sentido necesidad de escapar de la "disco" donde el
ruido se me hacía ensordecedor e insoportable. Doy media vuelta, salgo deprisa
sin que l@s compis lo adviertan. No soporto ni la compañía.
Perdida entre la noche llego al lugar donde todo es silencio, desde donde apenas se escuchan las notas suaves de un viejo piano. Proviene de un café de los de siempre (antiguo), donde un pianista se concentra solo en las teclas.
Es un lugar para solitarios nostálgicos, y esta noche me gusta, me apetece, está cerquita de casa y entro en él. Respiro hondamente, pido una copa, me sumo en la melodía y me derrito sobre la mesa.
El pianista me lastima con su copa de propinas vacías, siento ansias de fumar un cigarro, solo uno, pero... Animada con mi copa, me levanto para sentarme a su lado… Vamos a agonizar esta noche juntos.
Le pido al oído que toque "I Waited For You" aunque Chet Baker se revuelque en su tumba…
Los seis diablos o (pocos más de la barra) hacen silencio mientras nos miran, él comienza a tocar, y mi boca se mueve al compás de su angustia. Me mira a los ojos sin sonreír. Termina, toma mi mano con fuerza… la besa por un segundo y me voy.
Siempre me voy.
Perdida entre la noche llego al lugar donde todo es silencio, desde donde apenas se escuchan las notas suaves de un viejo piano. Proviene de un café de los de siempre (antiguo), donde un pianista se concentra solo en las teclas.
Es un lugar para solitarios nostálgicos, y esta noche me gusta, me apetece, está cerquita de casa y entro en él. Respiro hondamente, pido una copa, me sumo en la melodía y me derrito sobre la mesa.
El pianista me lastima con su copa de propinas vacías, siento ansias de fumar un cigarro, solo uno, pero... Animada con mi copa, me levanto para sentarme a su lado… Vamos a agonizar esta noche juntos.
Le pido al oído que toque "I Waited For You" aunque Chet Baker se revuelque en su tumba…
Los seis diablos o (pocos más de la barra) hacen silencio mientras nos miran, él comienza a tocar, y mi boca se mueve al compás de su angustia. Me mira a los ojos sin sonreír. Termina, toma mi mano con fuerza… la besa por un segundo y me voy.
Siempre me voy.
Siento el salobre olor de la madrugada y no sé cómo encarar este amanecer, ¿no podría alguien ofrecerme un escape, elevarme del concreto sin azotarme?
Desde esta
madrugada helada, se me quiebran los ojos
Imagen: Nighthawks/Edward Hopper, 1942
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