Miguel Sánchez-Ostiz
Un muerto viviente y un perro, y una frasca de vino. No son de ningún martes de Carnaval, como es este, sino deDomingo de Carnaval, la película que rodó Edgar Neville en 1945. Y antes, esas máscaras eran de Solana en quien Neville se inspiro, lo mismo que en las escenas del carnaval de Goya, reconocibles ambas en el filme. Viendo esa película me he acordado tanto de los cuadros carnavalescos de Solana como de sus escritos, y de los esperpentos de Valle reunidos en Martes de Carnaval y de las páginas que Baroja dedica a ese asunto de las locuras de carnaval, pobretonas estas... Se ve que el Carnaval les inquietaba. Tal vez porque estaba vivo y porque en el barullo desquiciado y feroz podía pasar cualquier cosa, y pasaba, no como ahora que la policía arrebata disfraces y cada vez es más difícil vengarse, cobrarse la revancha, con la misma impunidad con la que se ha sido ofendido. Se ve que a Baroja el Carnaval le inquietaba, que algo le pasó en Carnaval, pero no acertó a ponerlo en escena, que de eso se trataba de poner oscuros episodios biográficos en la escena novelesca.
A esta hora de la madrugada llueve y el viento zarandea puertas y ventanas. Queda mucho día por delante. Noche en vela forzosa esta. A cierta edad cada vez duermes peor y hasta en la duermevela sueñas con esos cortejos descangallados que van dando brincos por los arrabales de la propia vida.
Al ver algunas escenas de la película me he acordado de los carnavales de 1984, de una fiesta de disfraces en casa de Bonet, de que en aquellas fechas dejé mi trabajo de asesor jurídico de un Colegio de Arquitectos, una decisión que coincidió con que gracias a Carmen Martín Gaite, Juan Manuel Bonet y Valentín Zapatero aquella primavera publiqué El pasaje de la luna, en la editorial Triste. Novela esta que se volvió a publicar hace unos meses con un posfacio en el que relato las circunstancias de su publicación hace treinta años. Todo tiempo es irredimible... lo dice Eliot,
Lo que pudo haber sido es una abstracción
Que sigue siendo perpetua posibilidad
Sólo en un mundo de especulaciones.
Lo que pudo haber sido y lo que ha sido
Tienden a un solo fin, presente siempre.
Eco de pisadas en la memoria,
Van por el corredor que no seguimos
Hacia la puerta que no llegamos nunca a abrir
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De vivirdebuenagana, blog del autor, 04/03/2014
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