Monday, November 17, 2014

La lengua… ese monolito burocrático/La aversión plurinacional por la variedad lingüística

Juan Marcelo Columba Fernández*

“La motivación psicológica de la anti-lengua es la falta de un verdadero contacto con la vida” (Calvino)

La semana pasada finalizó en Bolivia el primer Congreso internacional de lengua y cultura aimara, un evento auspiciado por el Ministerio de educación plurinacional que, a decir de los organizadores, busca incorporar elementos relacionados con esta lengua en el modelo educativo del país. Lamentablemente, además de haber albergado deplorables expresiones de aversión por la diversidad lingüística –en relación a la propia lengua aimara– el congreso fue el escenario para la reafirmación de la fibra autoritaria plurinacional sobre la cuestión de lenguas en Bolivia.

Las ideas decimonónicas sobre el miedo a la diversidad lingüística y la tendencia homogeneizadora de la lengua parecen circular con inusitado aliento entre los funcionarios plurinacionales y la élite que pretende decidir el futuro de los hablantes de la lengua andina. La angustia de los burócratas por la vitalidad de las diferentes formas que adoptan las palabras aimaras en la región les lleva a decretar la homogeneización de la lengua, esto es, su petrificación. Esta visión concibe la diversidad lingüística como un estorbo al interior de una lengua, considera los dialectos aimaras como problemas en lugar de admitirlos como sistemas de signos de igual valor –una cohabitación de sistemas al interior de aquel conjunto que se designa bajo el término “lengua”.

Esta visión monolítica es reivindicada, paradójicamente, por los defensores del nuevo modelo educativo “intercultural, intracultural y plurilingüe”. La infecundidad de esta perspectiva homogeneizante se permite incluso “[...] conminar a la gente que trabaja en instituciones públicas y privadas a que se concientice y se capaciten en el idioma, porque de lo contrario tendrá que ser despedida” (sic), ello en una nueva muestra autoritaria de la visión burocrática que percibe la lengua como un trámite. Se trata aquí de una miopía plurinacional que antepone su “deber ser lingüístico” al “ser lingüístico” de los individuos y no le permite aproximarse a la realidad de los hablantes en la Bolivia contemporánea –un contexto donde la imposición de una segunda lengua parece haber erosionado la dinámica natural del multilingüismo en la región.

Una “educación lingüística y democrática” en Bolivia –a la par de aquella desarrollada en la Italia de la postguerra– preocupada por la realidad del hablante y su herencia lingüístico-cultural más que por su buena o mala conjugación de paradigmas verbales, una educación que se interese más por la funcionalidad de la lengua que por su idealización artificial y gramaticalizada, debería enseñar a entender y apreciar la variedad como el primer paso para aprender a vivir en esta pluralidad sin sumisión ni humillación. Una educación funcional que permita la libre y copiosa floración del verdadero jardín lingüístico boliviano por encima del pedregal plurinacional.

Lingüista.
_____
De GLOSSAE, blog del autor, 16/11/2014

No comments:

Post a Comment