Sunday, February 22, 2015

Bolivia, esos cielos... (1)

Miguel Sánchez-Ostiz

Repaso cientos de fotografías sacadas en Bolivia en los últimos años: calles, paisajes, gentes, mercados... en busca de qué, no lo sé, de alguna certeza, pero a su vista revivo los cielos bolivianos, luminosos las más de las veces, encapotados otras, en días de lluvia en La Paz o en Riberalta que me acuerde. ¿He sido dichoso en Bolivia? Mucho. Nueve viajes. Alrededor de un año y medio de mi vida, día por día. De joven, eso no tiene mucha importancia, en la edad del recuento en cambio sí la tiene. A cierta edad, cuando vas de capa caída, los fiascos resultan más dañinos que a esa otra en la que vaso en mano o sin él, el campeón de turno te dice: «Pero si tienes toda la vida por delante». No hay caso. Nada peor, le dije a una agente literaria que me dejó tirado hace un tiempo, que las esperanzas frustradas. Hace unos años escribí Bolivia cielos e infiernos, pero el libro se quedó tirado. Lo iba a editar un profesor, poeta y editor de Zaragoza, un granuja capón. Se llamó andana sin decir ni pío. Pero a cierta edad eso pasa mucho, cada vez más. No están, no han llegado, se han ido... ya no trabajan ahí. Has pasado. Te lo advierten las agentes literarias, las que no te dan, de entrada, con la puerta en las narices. Pasado o no, aquí sigo, una página detrás de otra, con Bolivia de por medio o sin ella. En Bolivia dicen que soy kencha, es decir, que tengo mala suerte. Pues igual. Debería hacerme una milluchada, pero las apachetas me quedan lejos, casi todo me queda lejos, menos las ganas de vivir, de escribir, de Bolivia, de sus cielos, sobre todo de sus cielos.

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De VIVIRDEBUENAGANA (blog del autor), 17/02/2015

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