CHRISTIAN JIMÉNEZ KANAHUATY
1979 marca
en definitiva un momento particular en la historia política del país. Está, por
un lado, el golpe a Natusch Bush. Está también la conmemoración del centenario
de la Guerra del Pacífico. Está el final de una década. Y está el final de una
dictadura y el paréntesis que se abrirá hacia otra dictadura. Pero también está
el momento creativo dentro de la estética que contempla la escritura de ficción
como una manera de continuación de la vida cotidiana por otros medios.
En ese
sentido, la publicación de la primera novela de Jaime Sáenz marca un antes y un
después en la tradición narrativa nacional. Esto del antes y después es
problemático porque establece una revisión ejecutada con posterioridad en el
tiempo. En ese momento no se sabía qué tipo de impacto y recepción tendría. Lo
que sí se sabía con más o menos claridad era que Felipe Delgado había sido una
novela que demoró mucho en ser escrita y publicada. Debido al aura de su autor
pasó a convertirse en un objeto de culto y tardó 28 años reeditada por Plural
editores en 2007. Y según el pie de imprenta fue en agosto. En cambio, la
edición de Difusión, marca como fecha de salida de imprenta el 25 de noviembre
de 1979. Y la reimpresión se realiza un año después. Pero con la anécdota de
que hacía la mitad del libro, la tipografía cambia porque las planchas
originales habían sido reutilizadas y, por tanto, fundidas.
En
interesante que un libro cambie de tipografía mientras va siendo impreso. Y al
mismo tiempo, mientras se va leyendo, porque es como si el ritmo, las palabras
y el mismo tono cambiasen. No sólo la tipografía cambia, el mundo que postula
la novela también transita hacia una transformación.
Se habla
mucho de que la novela trata sobre la ciudad de La Paz y es cierto, pero
también están Chile y sus playas; además existe un paisaje que se perfila y que
no es el de la ciudad. Están las laderas, y se enfilan las montañas como marco
visual y ritual que queda de manifiesto cuando el luminoso espacio descrito
representa lo lunar, apocalíptico y desértico; que es, por otro lado, la
geografía en la que tiene cabida uno de los pasajes más extraños y
estremecedores de la novela, aquel en el cual Felipe Delgado sufre un trance
místico que, luego, pasa a ser el detonante para su desaparición.
Y esto es
llamativo porque es en cierto modo la novela sobre un escape. El personaje
principal de la novela –Felipe Delgado– se fuga del registro de la narración y
solo sabemos de él por rumores de los demás personajes y por el diario/crónica
que leemos como único registro que deja Delgado para que sepamos que
aparentemente sigue con vida.
Es,
ciertamente, una novela que profundiza en personajes extravagantes, pero que en
sus conversaciones destilan un conocimiento del mundo que parecería ser propio
de iniciados. No solo está el retruécano como forma de comunicación. Existe en
el libro un modo de conversar que circunda el tema para agotarlo desde el
margen. Pocas veces se abordan los temas frontalmente. Se hace claro esto
cuando la política se hace presente en largas conversaciones alrededor de las
figuras protagónicas de la política de las cuatro primeras décadas del siglo XX
en Bolivia.
Al ejercer
juicios de valor y sentencias morales sobre estos personajes políticos, parecería
que se resume el espíritu político de la novela. Aquello contra lo que se enfrenta
y aquello que pretende señalar en el tiempo de la memoria.
En otro
orden de cosas, se puede decir que la novela gana en público por el mito del
escritor que se teje alrededor de la vida y obra de Jaime Sáenz. Y ocurre lo
mismo que con cualquier clásico, se habla de él, pero pocos realmente han leído
el libro, lejos del mito. Hay que recordar, sin embargo, que la condición de
clásico es en parte ésa. Que el público se haya apropiado de la obra sin saber
muy bien de qué trata; esto hace que el libro haya pasado de las librerías al
mercado a través de los puestos de libros de segunda mano en su versión pirata.
Y esto marca también otro momento para la crítica, porque ya no se trata de
fijar si es un buen libro o si es importante.
La pregunta
pasa a ser otra de ahora en adelante. Se puede preguntar sobre cómo está hecho.
Sobre el sentido de las metáforas y del conocimiento gnóstico que se despliega
y que parece ser solo un delirio. Se puede interrogar la novela como
interpretación de la primera mitad del siglo XX y también como novela contra la
que se enfrenta cierta tradición contemporánea de la narrativa en Bolivia y
como tal vez, modelo de lo que se podría seguir escribiendo. Porque lo que está
claro es que la presencia de Jaime Saenz como poeta dejó mucha más resonancias
y herederos que como narrador; pero este fenómeno habría que preguntarse a qué
se debe y cómo puede ser leída la novela en el presente en relación a la
tradición que le antecede y a la narrativa que prefigura y presiente.
Junto a
esto, ya no habría que detenerse en la respuesta de que Jaime Saenz era un
escritor que bebía. o que viajó a Alemania para afiliarse brevemente en las
juventudes nazis. Detenerse en estos aspectos del autor no es que hagan sombra
al análisis de la novela. Al contrario, podrían ayudar a entender la relación
que existe entre esa parte de la vida de Saenz y Los papeles perdidos de
Narciso Lima Achá (la segunda novela de Saenz). Luego de ello, sería
interesante pensar la relación que se establece entre ambas novelas.
Tal vez el
tema de la identidad, del paisaje, de la memoria y de la estética del júbilo
como motivos estén presentes para entender el gobierno de la vida. Y es que en
las novelas puede estar presente también el registro temático pormenorizado de
un ideario que se desarrollará cerrando temas y posibilidades a través de la
poesía. Y esto porque en el Felipe Delgado existen ecos fundacionales de los
libros Muerte por el tacto, El frío y Aniversario de una visión. En cierto modo
podría pensarse que en el Felipe Delgado se establece un programa temático y
argumental que se desplegará con mayor intensidad en la poesía.
Finalmente,
40 años resultan ser un ciclo importante para marcar la huella del análisis que
sobre el libro se realizó. Pero al mismo tiempo, se podrían rastrear otras
vertientes que alimentan la novela y que hasta el momento no se han registrado.
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De PÁGINA
SIETE, 19/09/2021
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