Wednesday, September 8, 2021

Blues lunar


PABLO CINGOLANI

 

Esa luna que labraba la piel de los tapires y besaba los quebrachos blancos de monte adentro, por los lados de Ravelo y las salinas donde se esconden los ayoreos.

Esa luna con toborochi y canto, esa luna con soledad y espanto.

Esa luna tan altiva que nos lamía como las arenas bravas del Iso-So.

Esa luna tan rubí como las flores del guayacán que bailaban con las aguas que siempre se ausentaban del Alto Parapetí.

Esa luna que era tu luna, Bonifacio, Kuarata-Guajú –Sombra Grande, amante, guerrero, poeta.

Y tal vez por eso, tu tumba, se alza en el lugar con el nombre más bello de todos: Arakuaarenda –Encrucijada de Pájaros.

 

* * *

 

Esa luna la volví a ver en Curahuara, cuando no había la carretera a Chile. Esa luna era la luna del suboficial Calisaya que se chupaba -grave chupaba- y lloraba. Lloraba por un volcán: por el Sajama. Ya era cincuentón y áspero y los del cuartel ya no lo dejaban subir: “Te vas a morir, Calisaya”. No treparía más al Sajama, seis kilómetros y medio más cerca del cielo.

 

Lloraba Calisaya y me abrazaba

Un milico en el medio de la estepa y de la noche me abrazaba

y ahí entendí que un hombre solamente llora cuando no lo dejan luchar más, cuando le quitan lo que más ama y no la puede pelear

 

Calisaya, como yo, amaba las montañas y no se imaginaba su vida sin ellas. Hermano, le dije: imagínate esa luna en la cumbre del cerro –el viento azufroso de los Karangas me partía la boca. Imagínate esa luna y que va con vos hasta la cumbre del cerro. Siempre estarás allí. Siempre vas a estar allí para mí, Calisaya.

 

* * *

 

Era la misma luna que nos cortejó con Guillermo y con Gastón en Challacollo, donde nadie te espera y nadie te invita porque no había nadie, sólo una antigua capilla que se devoraban los médanos. Viento y arena: luna de amparos, lírica luna, luna buena. O la luna, tan luna ella, de la lejana Cobija, luna atacameña, que la esperamos parir tan sólo para verla besar las cruces salitreras más tristes, las más olvidadas de todas. O la luna en Mizque, color zapallo.

 

* * *

 

Todas esas lunas, y todas las lunas, están ahora delante mío. De mi dolor, pero también de mi alegría. De mi pasado, de mi futuro. Me desatormenta: la veo inundando el panqa qiurwa de tanta majestad, de tanta serenidad, que siento hasta el fondo lo que el amauta Arguedas me dijo la primera vez que me puse a escribir frente a la w´aka: uno, no puede mercar con la bondad o con la maldad del mundo. Uno lo siente o no lo siente. Lo mismo decía Tata Rodolfo Kusch. Lo que pasa es que nos hemos olvidado. Sucede.

 

Laderas de Aruntaya, 8 de septiembre de 2021


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Imagen: El Tarot de Xul Solar

 

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