MAURIZIO BAGATIN
“…mais la
visión de la justice est le plaisir de Dieu seul” -Arthur Rimbaud-
Voces de
adentro y rumores de afuera. Pablo entra en las entrañas de una ciudad y su
viaje es en el vientre de la humanidad entera. Un poco Jonás y un poco Pinocho,
de Madrid a Cochabamba, Pablo deambula en una muerta ciudad viva que es una
línea alba de una vida futura, que es la vida colgada de otras mil vidas. En un
Pentamerón o en un Decamerón, en un viaje al fin de la noche de un poeta que,
como Baudelaire, va sembrando flores en el asfalto.
Existe una
literatura que son guías turísticas poéticas, parecen fuentes que han ido
tomando linfa vital de un Heródoto, hoy contemporáneo. El cóndor y las vacas de
Christopher Isherwood, Chuquiago de Miguel Sánchez-Ostiz y Breve historia del
circo de Pablo Cerezal, este Chatwin urbano que, como un flâneur hiperactivo
anda noche y día por venas y arterias de una ciudad que es un oxímoron, activa
y apática, rebelde y conservadora, siempre tristemente alegre.
El viaje es
al infierno de lo vivos, a través de los ojos que vieron el fuego, en un barco
siempre ebrio de amor, al lado de vidas sin una sola cruz y sin ninguna
delicia, el equipaje son las sinceras sonrisas de niños que penetran el
corazón, como la música de Bob Marley, sin dolor. En las noches de sus vidas y
en una vida que está por llegar.
“Esta es la
tierra muerta esta es tierra de cactus aquí se elevan las imágenes de piedra,
aquí reciben la súplica de la mano de un muerto bajo el titilar de una estrella
que se apaga.” -T.S. Eliot-
23 octubre 2021
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