MAURIZIO BAGATIN
“La primera
realidad es siempre un alimento” -Gaston Bachelard-
Como en una
fábula. El olor a pan recién horneado, las canastas bien cargadas rumbo a la
ciudad. Como en una fábula. Todo de un día por otro, como un aleteo de un
pájaro, se transforma y desvanece. Todo, un día, la necesidad devuelve como
todo el viento devuelve a su lugar.
Pucara fue
una fortaleza aymara, nos cuenta el profesor Zacarías, allá arriba va indicando
con el dedo, está Pucara Punta, las piedras que van armando una muralla,
adentro algunas piezas arqueológicas desparramadas, rotas por el tiempo, por la
labor humana, por la entropía… El sitio arqueológico que existe en esa zona
corresponde al periodo tardío, es decir, siglos XIV al XVI. Se trata de un
conjunto habitacional que presenta estructuras arquitectónicas con muros de
piedras emplazados a partir del curso del río/quebrada que pasa por la parte
sureste con abundante cerámica superficial del estilo local conocido como Ciaco.
También se nota que el sitio es (o ha sido) muy saqueado y varios sectores
usados como campos de cultivo.
Si se
asentaron aquí es porque aquí había agua, aquí había alimento, aquí había buen
clima y un panorama de fábula. Miro a los ojos a Daniel y su mirada me confirma
lo que estaba pensando, sus ojos profundos y su rostro enseñan escuchando,
aprenden oyendo, transmiten en el silencio. Es el canto de los pájaros, el
fluir del río, las palas del molino, el viento o el águila, la reunión de
algunos insectos, el crepúsculo o la aurora, sus colores y sus humores, son los
indicadores del tiempo y de la vida. Y todo esto todos lo saben, solo que ahora
lo han olvidado.
Pensaba en aquel documental de Luis Buñuel, Las Hurdes, tierra sin pan y en Toco, cercana capital de panaderos que se fueron de Bolivia para amasar harina en otros países…
Nos
sentamos bajo un árbol y hablamos, la fuerza telúrica de las piedras, del
símbolo, de la naturaleza que nos rodea, acompañan mística o mágicamente la
tertulia de campo, el dar y el recibir de la palabra, la simbiosis entre mythos
y logos. Chacha-warmi, ayni, trueque, todo el pasado que pide un retorno.
Fuerzas y energías capaces de un retorno a la comunidad.
Bella Flor,
belleza y paz, cuatro generaciones sentadas en torno a un apthapi de rara
delicia, ñawpa manka mikhuna y chicha del Valle Alto, trabajo, alimentación y
convivencia. Para todo el cielo azul turqués, la tierra que reclama agua, los
surcos en los callos de las manos, la mirada en el horizonte y adentro de los ojos
de su gente. El viento de la tarde con perfume a eucalipto, a altamisa, más
tarde nostalgia y los cerros que se hacen negros. La noche, su silencio y un
libro abierto en el cielo.
La dulzura
del quechua en labios milenarios, entre nosotros que dejamos temprano la ciudad
buscando la palabra ausente, la sonrisa importante, el significado de la
belleza. Al lado de una vid, el olivo, un jardín de delicias simples. El sonido
del agua que parece hablarnos, la primera piedra de un Muju Wasi para el
mañana, en las imillas que llevan los plantines, en los llocallas filmando con
su iphone…
2 octubre
2021
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Imágenes: 2
de octubre en Bella Flor de Pucara
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