FRANCESC BON
Idioma: inglés
Título original: The case of Charles Dexter Ward
Traducción: Miguel Temprano García
Valoración: recomendable
Hace muchos años, me dediqué a reunir una extensa colección de libros de Lovecraft. Importante: ya sabemos que a veces reunir es diferente que leer. No contento con ello, y por esa especie de extendida obsesión que nos da a algunos por indagar hacia adelante y hacia atrás aquello que nos fascina, añadí a mis adquisiciones algunos de los libros de los autores como August Derleth o Arthur Machen. La cosa remitió y, normal cuando uno se aleja del centro del círculo en que se suscitó el interés, la obsesión se desvaneció y, a estas alturas, dudo que vuelva.
Lo curioso fue lo que lo disparó todo: la mención a los mitos de Cthulhu en el título de la cara B de un single (Groenlandia) de los Zombies, entrañable combo raro-pop de la movida capitaneado por el desaparecido Bernardo Bonezzi. Ya ha llovido.
Si la influencia de Lovecraft calara de nuevo en mí, puede que ahora mirara intrigado si mi apellido y el de Bonezzi no manifiestan algún vínculo enterrado en la noche de los tiempos. Diría esta frase y soltaría una carcajada de esas que hacen estremecer a los vecinos hasta el espinazo y me pondría a mezclar productos químicos (orgánicos o no) hasta conseguir una pócima inmunda y pestilente que aseguraría la presencia de los bomberos ante las puertas de mi piso en no menos de treinta minutos.
Perdonadme: pero leer a Lovecraft tiene eso, ese punto de fascinación, pero, perdonarán los incondicionales, ese otro punto de tierna admiración por la pátina de ingenuidad que desprenden hoy sus obras. No puedo especular si también cuando se publicaron. Admirado por personajes tan diametralmente opuestos como Michel Houellebecq, Stephen King o Roberto Bolaño, e indudable poderosa influencia en la narrativa reciente de terror (La casa de hojas es un escandaloso ejemplo), Lovecraft consiguió eso tan meritorio y recurrente de la creación de un universo propio.
Y El caso de Charles Dexter Ward es un ejemplo paradigmático. Están muchos de los resortes de ese universo: personajes oscuros, misteriosos, esquivos, seres también misteriosos de especies no identificables. Cementerios, experimentos, ruidos, tenebrosas cavidades en las que nada bueno puede ser encontrado. Una historia, la de Dexter Ward, de un joven que, fascinado por el misterio que rodea la omisión de un antepasado en sus círculos familiares,y que abandona sus estudios para ir tras las huellas de esa omisión, descubriendo que un ocultista, Joseph Curwen, formaba parte de sus ancestros, y que su trayectoria vital está repleta de circunstancias y hechos inexplicables. Relacionados con desapariciones de personas, con ritos e invocaciones por medio de pregarias del Necronomicón, con oscuras casas de las que surgen gritos, luces y olores que horrorizan a quienes los perciben. En la búsqueda de esas raíces, enloquece. Y lo dejo ahí. En Lovecraft, el camino (ese perfecto desarrollo de la investigación, ese dejar siempre al lector pendiente de qué o quién es lo que horroriza y enloquece y transforma a quién se cruza en su camino) es importante. Pero también el desenlace. Un desenlace, lo siento, incondicionales, que decepciona, un poquito, por su simpleza y obviedad. Como una especie de duelo en el OK Corral.
Traducción brillante, dado el elevado nivel literario del texto, siempre tenso, contenido y elegante._____
De UN LIBRO AL DÍA, 22/01/2015
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