La obra de Lovecraft tiene la extraña cualidad de atraer a quienes no están muy versados en el género fantástico. Como otros escritores, léase Philip K. Dick, o Asimov, su obra ha atraído a autores que han llegado a estudiarla y teorizar sobre ella. Autores no necesariamente de literatura de género, tampoco hablamos aquí de un fanático rindiendo pleitesía incondicional.
Pero aquí está claro que es Houellebecq quien se encuentra a los mandos; tras un primer prólogo, la primera frase oficial de este estudio es puro vitriolo.
"La vida es dolorosa y decepcionante"
Abandonada toda esperanza, lo que tenemos por delante es un ensayo razonado y contundente sobre cómo Lovecraft traspasa barreras y viene a representar más que un mero autor que diseña un mundo propio y lo puebla de misterio y extrañas criaturas. Este es un Houellebecq en sus 30-35 años, ya empezando a supurar bilis, pero racionando las dosis. Fascinado por el autor americano, pero no de forma ciega o irredenta. Profuso en citas textuales, sin miedo alguno a reconocer tanto las fases más débiles a nivel creativo como su discutible posición dentro de la sociedad. Lovecraft nos es presentado como suelen serlo los genios. Personas difíciles, sorprendentemente ajenas a los convencionalismos (Houellebecq insiste en su vida a espaldas de los dos grandes tótems de la sociedad actual: dinero y sexo), repletas de contradicciones y de actitudes personales dignas de reprobación (marcadamente racista, con un sentido de la rectitud cuyo arraigo hoy nos parecería digno del extremismo más deleznable), y con escaso sentido práctico de la vida. Si a alguien le interesa descubrir el personaje detrás de toda la mitología de su obra literaria, Houellebecq lo muestra sin intenciones mitomaníacas, desnudo de todo lo que sea adicional al escritor, a un escritor abocado a la miseria y a la falta de reconocimiento en vida, pero con un envidiable sentido de la dignidad.
Contra el mundo, contra la vida obra a dos niveles. Como semblanza biográfica de Lovecraft y como primeros apuntes de lo que sería la obra de ficción de Houellebecq. Una atinada elección la suya, la de un escritor obsesionado en precipitarnos al más oscuro y profundo de los abismos, la de un escritor a espaldas de todo (colosales las transcripciones de los escritos con los que enviaba sus obras a los editores), que resulta convirtiendo a este pequeño libro (cuidada edición de Siruela) en un pequeño gran hallazgo de indudable valor seminal.
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De UN LIBRO AL DIA, 15/01/2015
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