ALEX AILLÓN VALVERDE
Lo que está
ocurriendo en Bolivia es una tragedia de proporciones inimaginables. La
dimensión de lo que estamos perdiendo y a lo que nos están condenando se diluye
en los fríos números, en las frías estadísticas, aunque sean números escandalosos,
aunque sean cifras de no creer. Aun así no dan la talla de lo que ocurre en
realidad. La irresponsabilidad política y de unos cuantos grupos ahora se ha
ensañado justamente con algo que no se puede defender, con algo que no se
puede movilizar, con algo que no puede hacer partido o bloquear. Se ha ensañado
con lo que es más desvalido frente a la estupidez y codicia humana: la
naturaleza, la tierra, la fauna. Es decir todo lo que mantiene equilibrio en un
mundo de desequilibrados, de dementes, de asquerosos mercaderes. Bajo las
llamas y cenizas de la irrecuperable belleza chiquitana, no solo arde nuestro futuro,
arden también nuestras almas. ¿A quién echar la culpa? Pues todos tenemos la
culpa. Nuestra miseria, nuestra ignorancia, nuestro silencio, nuestra irresponsabilidad.
El habernos creído todo ese discurso de humo. Todo este engaño con tufillo a
Pachamama y pajpakus. ¿Y ahora nos piden que vayamos a votar? Para qué. De
cualquier manera ya estamos condenados. No quieran vernos más la cara de
cojudos. ¡No sean tan miserables!
No comments:
Post a Comment