JORGE MUZAM
Retomo
letras en medio del frío polar de julio. Fragmentos de Onfray y Jonathan
Franzen, poemas de Bukowski. Una novela perdida de Carlos Droguett. Nevó de
madrugada en el valle de Alico. Se retuercen los aromos. Se coronan los postes.
Los tordos escarban en la escasa hierba. Las impasibles vacas rumian su
desayuno de alfalfa. El viento polar entume las orejas. Ralentiza emociones.
Los asuntos familiares absorben. Las cuentas por pagar se multiplican. Se
agotan las provisiones, se agota la leña. Es necesario superar los caminos
escarchados. Bajan zorros tristes a contemplar la tragicomedia humana. Pero el
egoísmo no es seductor y se regresan hacia sus bosques de lenga. A ratos me
siento como un Hawthorne perseguido por mamilas mutantes clamando ser llenadas.
O como un personaje de Goya esperando el fusilamiento financiero. Y eso está
bien, porque es una secuencia de vida genuina, solo que a veces pienso que la
hora de Joyce no llegará nunca y a Finnegans Wake solo podré visitarlo en
Braille. El sol mañanero se desvanece en una bruma con aroma a hojas podridas.
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De
CUADERNOS DE LA IRA (blog del autor)
Gracias querido Claudio.
ReplyDelete¡Abrazos!
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