ELIANA SUÁREZ
Cae el sol en un
otoño que será el último. Como niño, extasiado de belleza, una lágrima cae
mientras me decía cuánto te gustaba correr por el monte, hojas crujiendo debajo
de los pies y los dorados y rojos de las hojas, desnudándose como se desnudaban
todas las hembras que amaste.
De piedra, un
león duerme sobre el horizonte y las nubes copulan con las cimas y el viento,
furioso de celos, las empuja hacia el infinito. Sintra, decís. Lisboa, prometés
sabiendo que no vas a cumplir. Sólo quería hacer mío el sueño de andar de tu
mano por las calles de Pessoa. Escupirle en la cara a este mundo que la poesía
no es vana. Pero las llaves de cada hora iban cerrándole las puertas a la vida
en un subir y bajar de pernos que no cesa.
Hay un niño,
bello niño, y una canción. Ojos verdes que se pierden en la eternidad aguados
de ilusiones que ya no serán. No importa. Hemos de aprender la cadencia de la
torpeza que nos impide ver. De piedra tu cuerpo. De piedra tu mente con un
árbol sumergido que respira el agua que oxigena mi sangre. Un árbol es también
tu cuello y sus raíces crecen desde mi espalda que expulsa el corazón.
¿Para qué el
hambre, el odio, el amor y el deseo? “Hello? Hello? Hello?/ Is there
anybody in there?” Ahora te dormís y
esperás que sea yo quien corte las ramas que nos anudan. Pero no traigo hacha
ni puñal ni espada. Sólo la cajuela de un cucú que sangra suavemente. ¿Cuánto
sabés ahora de todo? “Just nod if you can hear me.”
Ahora sabés de
una grieta entre tus ojos y los pómulos vueltos de acero, de la reciprocidad
del miedo y de la pasión enquistada por siempre en el espíritu. De las mentiras
esparcidas y del refugio que viene a ser mi mano. Dentro de mi mano entrás de
cuerpo entero. Si te suelto, los restos de una aldea me pueblan la mente y no
lo quiero. Si te aprieto, las puertas de un salón de espejos replican la
historia que no será: “Come on now/I hear you're feeling down/Well I can ease
your pain.”
Lo dicho: no
importa. Estás y estoy… Y entonces somos. La música sigue, ¿cómo no? Con vos
todo es música ahora que el sol no alumbra los montes de Cantabria y el otoño
se ha escondido en la penumbra. “There is no pain you are receding/You
are only coming through in waves.” Claro
que te amo y ahora entiendo que me amaste.
Calor y frío, un grito que no nace y el silencio que todo lo puede. Y la belleza que nos han negado. El mayor momento de intimidad y las palabras hermosas que se escapan para llenarnos mutuamente. Es la hora de habitarnos para cuando la casa del recuerdo te borre el rostro y la voz. “Come on it's time to go/There is no pain you are receding.”
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Gustav Klimt/Avenida en el parque del castillo Krammer, 1912
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