JORGE MUZAM
Diluvia sobre
este valle cordillerano. Chispazos del altísimo. Esporádicos truenos. El viento
se ha ensañado con los encinos. Bebemos mate con cáscaras de naranja. Partimos
trozos de una churrasca recién horneada. Rebanadas de queso de los Salinas. Un
viejo poste de acacio rinde su último servicio en la chimenea. Leemos a la
Yourcenar, disfrutamos su mente dando zancadas por la historia, husmeando a
Poussin detrás del follaje de sus pinturas, siguiendo al desazonado Wilde que
arrastra sus pies por Nápoles, arruinado, buscando un cobijo, dos
habitaciones, «una para el sueño, otra para el trabajo, en realidad, dos
habitaciones para el insomnio». Es un diálogo a tres mentes. Lorena enciende
antenas cuando leemos sobre Virginia Woolf, su narrativa pictórica, mística,
desargumentada. Schubert contrapuntea la lluvia que sigue cayendo sobre el
techo de zinc. La larga noche de junio recién comienza.
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De CUADERNOS DE
LA IRA (blog del autor), 25/06/2017
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