Igual que Gsús
Bonilla tiene predilección por la arcilla yo tengo predilección por Gsús
Bonilla, por su trayectoria, por su no afinidad y no condescendencia de la
lírica entendida como aristocracia de los lenguajes cultos.
Gsús Bonilla
lleva años jugándosela con el diagnóstico de lo difícil, es decir, la huida del
lugar común donde la mal llamada poesía proletaria parece haberse convertido en
la mala conciencia del capitalismo y sus mecanismos tan poco simbólicos de
dominación: la cárcel de la pobreza, el estigma de las clases humildes y la
invisibilidad de los débiles. Gsús Bonilla, eso ya lo sabéis, es uno de los
tipos más honestos y dignos de la república de las afueras, una consciencia
básica como lo es su poesía de la reconstrucción crítica del porvenir.
Cuando
Shakespeare en el Acto III de Julio César grita ¡Devastación!
y suelta los perros de la guerra, el lugar del poeta frente al poder quedará
definido para la modernidad como lugar de resistencia frente a la negación del
otro, el dato biográfico de aquel que asume la condición de un semejante y se inocua
en el proceso de hacerse cargo del sufrimiento de los demás, esos otros también
son él. Ese es para mí el valor absoluto de la poética de nuestro amigo Gsús,
la fundación ética de una alteridad que ante lo fácilmente explicable,
fraseología de lo sentimental, hace de lo poético visión de una nostalgia
secreta, aquella que nos remite desde la arcilla, pasando por Darwin y Marx, a
la condición filosófica de la igualdad de los seres humanos, la fraternidad
como aspiración de la conducta y lo justo como compañía innegociable de lo
bello.
Para alguien que
nace en el seno de un establo no es tan fácil imaginar desde las troneras de
palacio. Es la conciencia de clase lo que sigue, creo yo, queridas amigas,
determinando el sujeto crítico desde el que la poesía ejerce su derecho de
injerencia en la construcción del mundo, quien haya leído estos poemas habrá
encontrado a una persona enfrentada al destino, no de liberarse de lo que ha
sido, sino de en proceso de ser colectivamente el sueño pendiente de ser soñado.
En esta época, adversa para todo imaginario que no haya encontrado su
recompensa en la razón, la asamblea de voces que habitan la obra de Bonilla
constituirá, literalmente, un definitivo encuentro con el lugar ético de la
libertad, no ese adiestramiento en el serrín jurídico de las gramáticas de lo
rentable, sino esa ilegal belleza que derriba desde la intuición cuanto la
pragmática de lo sociológico nos tenía ofrecido. Y lo que el sistema, aunque
siempre aplazado, ofrece, no es otra cosa que el fracaso como costumbre más
arraigada del sueño… que toda la vida es sueño y los sueños son… pues no señor,
el cuerpo del enigma es otro, no el yo lloriqueante del tímido
contador de sílabas, no el adiestrado en el avallasamiento de los idearios
políticos, no el deleznable cartógrafo de lo banal con pretensiones
metafísicas; el sujeto del enigma, el protagonista espiritual del desafío es
otro, es el cuerpo vivo del poema que frente al olvido del otro y la negación
de su libertad, asume de manera radicalmente delicada la reivindicación del ser
en su olvido y la memoria del olvido de ese olvido. Mal asunto si un poeta no
es algo más que un individuo, y se encarna en la dimensión donde meditan en su
condición de plantas, personas y animales.
Gsús ha sabido
hacerlo hasta con las ruinas del aire, desde la fundación misma del gran
griterío astral, toneladas de poemas rellenos de crema chantilly, latidos y
crepúsculos. Sus poemas nos hablan no del betún del que somos tan partidarios,
no de la heterodoxa convergencia de los lenguajes neutrales que siguen
regateando en el área de los poetas medio mantas y los copleros tuberculosos,
no, amigas, los poemas de Gsús Bonilla hace mucho tiempo que dejaron de ser
poemas para convertirse en seres voluntarios de la columna Durruti. La tarea
imprescindible frente a la brutalidad del sistema y las psicopatologías de
guerra. Gsús sabe, lo supo yo creo desde siempre, que los pájaros del misterio
cantan en el interior de uno mismo para ser escuchados en el oído de la
compasión hacia otro… los poetas las putas los mendigos los que conocen el
mester del alba y saben cosas inútiles que salvan… en fin, cuando se tiene como
Gsús una madre preocupada de que uno no tenga frío, todas las razones del
fuego, excepto una, quedan justificadas para el proyecto civil de la felicidad.
El viejo mundo se
muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen monstruos.
Escribió Gramsci. Contra esos monstruos se define también una actitud ante la
vida, la clara conciencia de aquellos que como Gsús saben que los disconformes
y los débiles intensamente utópicos hacen la vida más bella. Palabras de otros
tiempos para construir otro tiempo, aceptemos que son poemas, vale, el runrún
de un ruido ordenado en el resplandor, pero también en las cenizas de la
historia. La historia, escribe Bonilla, no la escriben los
vencedores, tampoco los vencidos, ojo -el ojo es mío-, tam-po-co
los ven-ci-dos, la historia -esto vuelve a ser suyo-, la historia brota en la
boca de quienes la sufren y padecen.
Este libro Poesía
General Básica, es exactamente eso, poesía general básica, lo común fundamental
de un sueño que, como nos recuerda Aldo Pellegrini, mantiene la puerta
herméticamente cerrada para los imbéciles, abierta de par en par para los
inocentes, cerrada para la siniestra autoridad de los burócratas, desde el
poder de la iglesia al poder de los periodistas y lacayos de los banqueros. No
tenía pensado decirlo, pero lo he dicho. Solo personas como Gsús, solo personas
como vosotras, haréis posible el retorno de las palabras desde la casa de los
alquimistas saqueada por los farmacéuticos, solo vosotras, libertad y anarquía,
haréis que los libritos de lírica abandonen su lugar entre las mascotas
domésticas para volver a ser bestias salvajes.
Querido Gsús,
amigas y amigos, es un placer volver oír aullar a los ruiseñores.
Texto
presentación “Los poemas de Gsús Bonilla hace mucho tiempo que dejaron de ser
poemas para convertirse en seres voluntarios de la columna Durruti.” por Juan
Carlos Mestre. Librería
Contrabandos 5/6/2017.
Poesía General
Básica 2007-2017, Gsús Bonilla, La Penúltima Editorial, 2017.
SELECCIÓN DE
POEMAS DE “P.G.B.”
ÉSTE
Para Anna
A menudo paseo
por el interés
que muestran los zapatos;
caminar adherido a una suela
ir de un lugar a otro, dando pasos.
que muestran los zapatos;
caminar adherido a una suela
ir de un lugar a otro, dando pasos.
De pequeño
bastaba con estar descalzo
sintiendo el adoquinado reciente
de un barrio en construcción
bajo tus pies desnudos;
nunca supe por qué se caminaba,
hacia dónde se iba,
solo tenía conciencia de andar.
sintiendo el adoquinado reciente
de un barrio en construcción
bajo tus pies desnudos;
nunca supe por qué se caminaba,
hacia dónde se iba,
solo tenía conciencia de andar.
Intuía el camino,
descifraba su misterio
y atribuía cualidades humanas
a animales o cosas, personificaba
en estatua mis miedos.
Imaginaba a aquellas figuras;
de un modo u otro, había símbolo
o icono, siempre un ídolo al que recurrir.
y atribuía cualidades humanas
a animales o cosas, personificaba
en estatua mis miedos.
Imaginaba a aquellas figuras;
de un modo u otro, había símbolo
o icono, siempre un ídolo al que recurrir.
Qué importa ya
que sepas más detalles,
hoy el lejano Oeste queda muy lejano
y la verdad: me has brotado
como un indio en medio del pecho;
no sé si sioux, apache o piel roja, pero
me dueles águila de cabeza blanca,
oso grizzly o escorpión, y volveré
a torcer el rumbo, a domesticar la tierra
si es por ti.
hoy el lejano Oeste queda muy lejano
y la verdad: me has brotado
como un indio en medio del pecho;
no sé si sioux, apache o piel roja, pero
me dueles águila de cabeza blanca,
oso grizzly o escorpión, y volveré
a torcer el rumbo, a domesticar la tierra
si es por ti.
INVENTARIO
UNIVERSAL
La caja, tus
zapatos
los gusanos y las hojas de morera.
Mis mariposas.
los gusanos y las hojas de morera.
Mis mariposas.
La casa, la jaula
el pájaro, su trino, el alpiste.
Mis huevos.
el pájaro, su trino, el alpiste.
Mis huevos.
La calle, los
perros
sus mierdas, el parque
y el arenero.
sus mierdas, el parque
y el arenero.
Mi barrio
el camello, la sed, el agua
y la sal.
el camello, la sed, el agua
y la sal.
La ciudad, los
borregos
la lana, el frío
y el lobo.
la lana, el frío
y el lobo.
El estado, sus
buitres
el olor, los cadáveres
el olor, los cadáveres
y más gusanos.
¡El
continente!¡El contenido!¡El fuego!
El mundo…
y ese sonido extraño de las hienas
cuando tienen hambre.
y ese sonido extraño de las hienas
cuando tienen hambre.
SEÑALES
Sientes que la
calma ha llegado.
El tiempo de contar ovejas quedó atrás.
No apagues la luz. No duermas, todavía.
Comienza a enumerar leones.
El tiempo de contar ovejas quedó atrás.
No apagues la luz. No duermas, todavía.
Comienza a enumerar leones.
Gsús Bonilla (Don Benito, 1971). Ha publicado El
Forro (Edición de autor, 2007); Ovejas esquiladas,
que temblaban de frío (Bartleby Ed,
2010); Menú del día…A día (Baile del Sol, 2011); Mi
Padre, el rey (Ed. La Baragaña, 2012); a Moremachine (Ed.
Escalera, 2013); Comida para perros (Baile del sol, 2014)
y la compilación de haikus Gsusitos (Ebookprofeno, 2015). En 2016 publica
los cuadernos de poemas Viga (Ediciones Liliputienses, 2016)
y Anna (Ediciones del 4 de Agosto, 2016). Después de 10
años, la editorial vallisoletana “La Penúltima” ha reunido y
publicado la antología: P.G.B (Poesía General Básica 2007/2017). En
la actualidad coordina en el barrio de Vallecas el ciclo de poesía
contemporánea POéTIKAS, en la librería “La esquina del zorro”.
__
De ODISEA
CULTURAL, 23/06/2017
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