Saturday, June 3, 2017

pa lo que sea amén

CLAUDIO MARDONES

"A Obama le queda poco más de un año de gobierno, pero si ganan los republicanos en las próximas elecciones de Estados Unidos, todo esto puede irse bien de madre y volver todo hacia atrás, así es que espero que la cosa avance en su medida y armoniosamente, porque si se acelera no sé cómo afrontaremos la avalancha", dice Michel mientras mira la tele y extiende sus brazos renegridos para servir otro vaso de guarapo frío en pleno Centro Habana. El mostrador de atención consiste en una tabla que atraviesa el ancho de la salida. Es el único acceso de un patio que conecta a una de las añejísimas callecitas ubicadas detrás del Capitolio, el palacio legislativo que hace más de medio siglo Fulgencio Batista mandó a construir. Quería una réplica del congreso washingtoniano y la obtuvo. Nunca funcionó como parlamento, pero ahora, luego de 7 largos años de refacciones demoradas, el palacio se encamina a ser el futuro domicilio de la Asamblea Nacional, dispositivo legislativo de la Revolución Cubana.

El vendedor de jugo de caña de azúcar reflexiona como si fuera un eximio analista internacional y cita, sin saberlo, a Juan Domingo Perón. Ha  escuchado hablar alguna vez del fundador del Justicialismo y tres veces presidente argentino, pero lo que le preocupa no es Perón sino el ritmo y la cadencia de lo que viene. Son las cuatro de la tarde del 22 de septiembre y hay, por lo menos, veinte habaneros esperando su bebida verde mientras soportan la húmeda transpiración del otoño meridional recién llegado. Todos miran la pantalla de Michel, que ahora transmite en vivo y en directo desde la base militar Andrews, la llegada del Papa Francisco a Washington y el largo apretón de manos que le prodiga el primer presidente negro del imperio.

el almendrón comunista
Son días de buena venta para el guarapero. Tan mulato como el mandatario norteamericano de origen demócrata que muestra la transmisión en vivo de la televisión cubana. Han sido días bochornosos para la Gran Antilla. Todos, sin excepción, transpiraron la gota gorda por el calor y la extrema humedad caribeña. Incluso Jorge Mario Bergoglio, que pocas horas antes había concluido la gira que comenzó el viernes 18 en Cuba, luego de recorrer La Habana y trasladarse al oriente del país para visitar Holguín y terminar en Santiago de Cuba.

"Está visto que los cambios vienen, pero sin perder los principios", le refuta un cliente que se toma el guarapo de un saque y paga con unas pocas monedas sin ocultar su desacuerdo. Clava el vaso de vidrio en la tabla-mostrador como si hubiera bebido un tequila y le pregunta al guarapero: "Qué tu cree, ¿que porque vino el Papa ahora los demócratas son buenos? Tienes que tener memoria chico: el bloqueo lo impuso otro demócrata, Kennedy, en el 62. Tengo setenta años y padezco esta patraña desde los quince", bramó el conductor de un Oldsmobile modelo 51 y mira a los demás consumidores de guarapo, a ver si alguno en la cola se anima a contradecirlo. Nadie dice nada. Michel tampoco. El coche, ahora taxi, es conocido en estas calles como "almendrón". Su conductor  respiró satisfecho, pidió otro jugo y siguió mirando la tele.

radio reloj
La pieza de relojería que el Papa echó a andar, es vivida por algunos como una bomba programada. O como una inflexión que ha movido el avispero antillano, aunque nadie, por ahora, sabe bien hacia dónde. Todos hablan de Francisco, de Raúl, de las misas que dio, de sus mensajes ambiguos sobre la reconciliación y de las citas papales destinadas a "todos" los cubanos: los que están dentro y fuera del país. Una elíptica mención, en nombre de Cristo, a los que se fueron y aún no han regresado. Los gestos bergoglianos no apaciguaron a los sectores más duros que ya habían anticipado que las intenciones promovidas por el primer papa jesuita, argentino, latinoamericano y peronista, no los representa ni ahí. Ni un tantico así.

Lo advirtieron con la misma vehemencia que los republicanos norteamericanos lo tildan de comunista. En tierra cubana la maquinaria vaticana hizo equilibrismo con las presiones de esos grupos y con las preguntas insistentes de algunos periodistas cuyos medios pagaron entre 8000 y 12000 euros para subirse al vuelo papal. La era bergogliana será recordada, entre otras cosas, por las conferencias de prensa que ofrece el Papa y sus funcionarios desde el aire a quienes compraron boleto con butaca en primera fila para asistir en tiempo real a un espectáculo político y religioso realmente inédito. Pero de consecuencias aún desconocidas para la población cubana, que aguarda con paciencia vietnamita que "la bocanada de aire" no sólo cambie el clima, sino que ayude a terminar el bloqueo económico y político que azota a la Revolución desde 1962, como bramó el taxista de guarapo en mano. La sanción arrancó, entonces, con la rúbrica del presidente demócrata John F. Kennedy, que ordenó a los departamentos de Estado y del Tesoro aplicar la Ley de Comercio con el Enemigo, sancionada por el congreso en 1917, el mismo año que los representantes votaron otra norma en vigencia: la ley contra el espionaje, cuyo articulado explica por qué el contratista de la NSA Edward Snowden mantiene exilio en la ex URSS.

mute al bloqueo
De acuerdo a la última decisión que tomó Obama el 11 de septiembre pasado, durante un nuevo aniversario del atentado que derribó las dos Torres Gemelas del World Trade Center, el State Dept y el Tesoro deberán mantener las sanciones comerciales contra Cuba hasta el año próximo. Una medicina que ha resultado peor a la enfermedad que hace cincuenta años Kennedy decidió conjurar y que los republicanos prometen extender para siempre si vuelven al control de la Sala Oval.
Cuando salió de Cuba a bordo del vuelo papal, Bergoglio anticipó que no mencionará el bloqueo ante los miembros del Capitolio en Washington. Cumplió su palabra. Un amigo que lo visitó en La Habana, y lo volverá a encontrar en Nueva York, sostiene que no es necesario. En su lugar el reclamo podría resonar en la Asamblea General de las Naciones Unidas, cuando Francisco se suba al estrado donde hace diez años el mandatario venezolano Hugo Chávez dijo que había olor a azufre, en referencia al paso de George W. Bush por el mismo podio global. Por fuera de los gestos, y del esperado discurso, el correlato concreto que esperan los cubanos apunta al momento de renovar una moción que todos los años, desde hace décadas, araña el reclamo unánime para terminar con el bloqueo, salvo por los votos en contra de Israel y Estados Unidos. Este año, según deslizan desde el Vaticano, y también desde Miami, la Casa Blanca cambiaría su voto y se abstendría por primera vez en la historia desde que este instrumento de la Guerra Fría sigue en pie.

times is money
Un termómetro de esa sensación son las editoriales que comenzó a publicar el New York Times durante la gira bergogliana a los dos lados del mar caribe. En la opinión del diario más prestigioso de los Estados Unidos, el bloqueo es tan obsoleto como sostiene la Casa Blanca. La señal no es menor: hace un año atrás, exactamente en septiembre de 2014, la misma plataforma dedicó largas interpretaciones a destacar la importancia de Cuba y la obsolescencia de la ruptura de relaciones entre Washington y La Habana. El disparador, quizás ya con la bemba en la mano, fue la epidemia del virus Ébola en África, que aterrorizó a la opinión pública mientras los corresponsales enviados por el NYT quedaban azorados sobre la letalidad de la enfermedad. En esa oportunidad la Revolución Cubana, hace exactamente un año, era casi el único país que envió a sus médicos para combatir una crisis sanitaria letal que las grandes potencias intentaban evitar. El reconocimiento estadounidense al esfuerzo de los médicos cubanos gatilló las editoriales del matutino neoyorkino tres meses antes del 17 de diciembre del año pasado: la fecha en que Francisco cumplió 78 y el día en que ambos países anunciaron el restablecimiento de las relaciones luego de agradecer los buenos oficios bergoglianos.

Al parecer, los nuevos cuestionamientos del mismo diario serían el preludio de la posible abstención de la Casa Blanca en la condena de la ONU contra el bloqueo. La maquinaria de relojería tiene varios cronómetros que, por momentos, aparecen tan sincronizados que ofrecen todo tipo de incógnitas y especulaciones en la capital de la revolución socialista que sigue en pie, pero que acaba de recibir a un Papa que llegó con un discurso pacificador, reconciliatorio, pero posiblemente jugado a construir el postsocialismo, un tema que, por ahora, en las mesas de café, dominó, guarapo y ron, no pasa inadvertido. Aunque la clave, dicen los habaneros más preocupados por el tema, tiene que ver con los tiempos. "Yo estoy seguro de que hay algo que nos ha permitido sobrevivir y resistir todos estos años. Y es que el enemigo que tenemos del otro lado de este mar, nunca nos entendió, quizás por eso ahora decidieron cambiar de estrategia. Resta esperar, pero si todo se precipita, las olas de cambio pueden transformarse en un tsunami", reflexiona otro habanero, de profesión periodista. Está a un paso de cumplir los 80 y ríe con sabiduría mientras arroja desde una mesita de café del Hotel El Nacional, un ejemplo de la complejidad cubana, tan difícil de entender para sus adversarios.

obama y los rolling stones, live in havana
"¿Has ido al santuario de San Lázaro?”, pregunta. “Ve y visítalo. Verás el verdadero sincretismo religioso cubano. Adentro del lugar está el santo cristiano. Lo verás sanito, bien vestido, y hasta cubierto con una capa de oro. Hasta ahí, el credo oficial. Pero afuera, vas a encontrar al verdadero San Lázaro: con muletas, herido, con perritos que le lamen las heridas y peregrinando. Así es la religión en Cuba y así somos los cubanos, por eso el enemigo nunca nos pudo entender, ni con la religión". Ríe el hombre con humildad.

Cuando se festeja el santo, cada creyente hace una fiesta en su casa. El rito popular se celebra, curiosamente, cada 17 de diciembre, la fecha del cumple bergogliano y, desde este año, el primer aniversario de un proceso que, en rigor, lleva 18 meses de negociaciones secretas. Los gestos públicos tendrán nuevos giros cuando Bergoglio regrese a Roma y la ONU haya terminado las sesiones de este año.  Según rumorean varios de los mil periodistas que se acreditaron para la visita papal en Cuba, podría incluir una visita del presidente Obama a La Habana, y hasta un recital gratis de los Rolling Stones en la Plaza de la Revolución. Tan cierto es el dato, que algunos medios internacionales ya hacen cola para cubrir estos posibles eventos. Sin embargo, todo evoluciona en reserva. El secretismo bergogliano y jesuita ha sido eficaz. Lo mejor es que se sepa el milagro, pero nunca el santo.

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De REVISTA CRISIS, 24/09/2015


FOTOGRAFÍA: KALOIAN SANTOS CABRERA

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