MAURIZIO BAGATIN
“Les blancs débarquent. Le canon! Il faut se
soumettre au bapteme, s’habiller, travailler.”
(Arthur Rimbaud, Un saison en
enfer)
Según Tolstoi la
historia moderna es parecida a un sordo que contesta a preguntas que nadie le
hace; todos los acontecimientos valen un relato, como merece una biografía cada
vida humana: lo real niega lo verdadero y lo absurdo fortalece lo surreal.
Solo así nos
podemos emborrachar de virtudes literarias, más allá de que hoy deberíamos dedicarnos
a los clásicos: esta discutida y discutible posmodernidad ofrece horizontes
desérticos, aunque sigamos sembrando esperanza. Toda palabra busca su
eternidad, toda cosa dicha reclama una hermenéutica. George Orwell, en su lucha
por la palabra, imaginaba la posibilidad que sea el hombre, desnudándose de
todo poder, en hacerse verbo de libertad: un Rimbaud colorado de vocales en
búsqueda de lo imposible y de la libertad.
Al principio fue
como en una fábula, todos ebrios de mitos y mártires auto infligidos, seguimos
el curso de la farsa; algunos, resentidos, no querían oír que existiera la
posibilidad de un llamado proceso de
cambio. El realismo sin magia se fue adueñando de la realidad, Alicia
siempre conoció estas latitudes, siempre se acostumbró a estas altitudes: la
hoja increíble se hizo creíble gracias a su productor estrella: nada de
incompatible en esta inverosimilitud.
Y verosímilmente
se trata de un capítulo ausente del popular 000
de Roberto Saviano: quien me lo recordó fue mi compadre, creía que en
democracia un cargo público no permita un cargo privado…. ¡y qué cargo! Pericles sigue lejos de aquí.
Mientras. La
Ciudad jardín y la capital gastronómica, el granero y la campiña: en la Llajta
los adjetivos cumplían la razón de una historia que fue: "el pequeño mundo que uno encuentra al nacer
es el mismo en cualquier parte que nazca; sólo se amplía si uno logra irse a
tiempo de donde tiene que irse, físicamente o con la imaginación”, decía
Augusto Monterroso, y al volver o al despertarse, un adefesio ha hecho
desaparecer el Cristo de la Concordia, un bodrio ha sentenciado a la sombra el
parral de tu jardín, otra aberración colado cemento encima del verde acuarela
de Cochabamba. Un ecuatoriano de visita preguntó que habíamos hecho, los
cochabambinos, con el verde de los Andes…ladrillos y tejas, canchas de fútbol
sintéticas y puentes colgantes, estaciones de servicios y gimnasios…Francisco
Viedma y Alcide d’Orbigny estrangulados, el Topadora y el Bombón
guillotinadores.
El chicharrón del
domingo, el fideo uchu del jueves y la sajra
hora siguen existiendo; el San Lunes está perdiendo fieles, el albañil, su
adepto máximo, ahora cruza las calles con bajo el brazo Coca-Cola y pan blanco
también los días lunes y las autobetonieras no paran ni siquiera las noches: la
Avenida Beijing y su esqueleto de calles paralelas y perpendiculares son dignas
del Proceso de cambio, hasta hace
veinte años era zona de maizales y de alfalfa, hoy refugio nocturno de
empleados de un terciario feroz y desculturalizado. La K’oa del calendario
agrícola se ha vuelto urbana y se challa la Pachamama sobre lozas de cemento
plúmbeas, de cerámicas ordinarias o de mármoles importados, con cervezas
elaboradas con arroz (las brasileras son elaboradas con maíz transgénico…), en
tiendas de barrio, en oficinas del centro, en los gazebos de los nuevos ricos,
en bares y centros culturales underground,
pidiendo buenos negocios: una realidad cínica y esquizofrénica, edulcorada con
aspartame y sazonada con glutamato monosódico. Nos estamos pareciendo al hermoso
árbol del tajibo, floreciendo en invierno buscamos ofrecer color a la triste
mortalidad del invierno, pero ya no somos primavera todo el año: “Cochabamba nunca fue urbe sino gran aldea
de adobe. Asociada a huertos, manzanos y durazneros, va derribando todo lo que
antaño significó y le prestó rostro. Hoy semeja un monstruo de mal gusto que
cambia lo bucólico por lo kitsch, lo pintoresco por lo inmundo”. (Claudio Ferrufino-Coqueugniot).
Las Kollkas de
Cotapachi abandonadas en territorio de los antiguos golpistas: para ellos
rasguñar sueños y cultivar ilusiones sigue siendo el hábito de cada día, el
pequeño burgués nunca les ofrecerá ninguna oportunidad de elegancia campesina,
de orgullosa pertenencia a la tierra… Misicuni, un huequito desde donde saldrá
y será controlado el líquido vital de un millón de seres humanos: un asicuni
que nos sepultará sin lágrimas…los puentes colgando al hilo de una ruleta rusa,
con material chino y diseños de un Escher con Parkinson… una universidad
estatal que es autónoma pero sigue recibiendo la paguita de su papá: se burla
de sí mismo el condenado clown, el burócrata sedentario, el efímero que cambia
de camisa, su epiqueya resiste como la hoja atada al árbol: un viento fuera de
estación o la niña, o el niño pueden sublevar: triste poder
humano que queda en la claustrofóbica eternidad.…el Río Rocha es un eufemismo
de aguas podridas, una letrina que a luces apagadas, simplemente gracias a su
fetidez nos puede guiar… las lagunas, un marasmo de putrefacciones (“mierdas suspendidas” dijo un malhumorado
y desafortunado vecino a la tele)… en K’ara K’ara ni los pepenadores de Santa
Catarina entrarían…La Maica queda como último distrito verde, sus vacas no
tienen otras que tomar el agua mefítica del
Río Rocha (en todas las villas que la rodean se aconseja tomar gaseosas en
lugar que el agua del lugar…) y entregar la leche a una multinacional
controlada por la Nestlé. El próximo año la Llajta será sede de los juegos de
Odesur, por tal fin se expropió (dejando sin canchas de fútbol adonde entrenar
a más de 300 niños y niñas) el Club Hípico para construir un estadio de fútbol:
el Batán, nombre infausto para un centro deportivo que depositará solo
hormigón, fierro y plástico en un escenario que no dará pie con bola. Los
diccionarios de la redrosaca, estériles como el suelo afligidos de monotonía
vegetativa, divagan como ausentes de espíritu, a falta de imaginación y de
cultura, conjugan ausencias, venden gatos por liebres… a cazadores de sueños.
Hace dos años atrás festejamos el aniversario de la ciudad de la eterna
primavera con un incendio apocalíptico al Parque Tunari, loteadores
embrutecidos, autoridades corruptas y nuestra eterna apatía les soplaron unas
velitas bochornosas… tenemos dos asociaciones de fútbol: una legítima y
descuerada y una apoyada por una federación de ladrones que su única esperanza
y maña es la altura de La Paz.
Hubo un reciclaje
para nada ecológico: en la olla del dominio entraron los gérmenes de toda la
violencia, de toda las contradicciones y de todo los bodrios políticos: vivos y
sonsos juntos… pero mezclando bien los naipes, mandan los ases de siempre. El
norte parece estar soñando, el sur tiene algo del sueño: estas son las
antípodas de quienes se han transformado en sátrapas y déspotas de una
increíble coyuntura… aunque los intelectuales remeden… el diccionario de la
primera revolución democrática es digno de una introducción. Casi como una
Serendipity suspendida, una Cacania entre lo nunca sucedido y una iniciativa
nunca emprendida. La ciudad que fue de la eterna primavera quiere volver a ser
también la más transparente.
“La science, la nouvelle noblesse! Le progrès. Le
monde marche! Pourquoi ne tournerait-il pas?” (Arthur Rimbaud, Un saison en enfer)
"en ahí estamos"....
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