Saturday, July 18, 2015

17 de julio


Paul Tellería


Era niño, tenía miedo y me acuerdo. Mi madre y mi abuela me consolaban, mi madre temía por mi padre y me acuerdo. Yo consolaba a mi hermana que lloraba y me acuerdo. Poníamos colchones en las ventanas y dormíamos en el suelo, para evitar que alguna bala perdida del fuego cruzado entre cadetes del COLMIL y soldados del Estado Mayor rompiera los vidrios de mi casa y nos partiera la cabeza, como que al día siguiente agarramos algunas. Era el 17 de julio de 1980 y me acuerdo, ese miedo vuelve cada año, como memoria de un pasado que nunca debió haber sido. Era niño y muchos de los que leen ni habían nacido, pero todo vuelve clarito a mi memoria. Vuelve también ese 15 de enero de 1981, yo estaba en el cine con mi abuela y escuchaba sirenas de ambulancia, ella sabía que significaban y solo me consolaba, cuando la gente en la calle gritaba "Ha pasado algo feo en la Harrington". Habían matado a Luis Suarez, padre de mi amigo Hugo José Suárez, y abuelo de la amiga de mi hija. Yo no entendía, mi abuela me consolaba y tenía miedo y algo pequeño parecido al odio empezada a crecer en mi pecho. Recuerdo que los días siguientes al golpe de García Meza, tenía una rara curiosidad infantil y le pedía a mi abuela que me llevara a la UMSA intervenida para subirme a las tanquetas que escoltaban la puerta. Niño jugando jueguitos de guerra, mientras mi padre, docente de la UMSA, jugaba juegos de grandes y por suerte está acá para contarlo. Otros no lo pueden contar. Lo recuerdo escondido en alguna maletera y llegando a casa en la mañana, lo veo gritando ¡Mierda han matado a Marcelo! Mi nombre está en la lista decía, mi mamá no pasará nada decía y yo tenía miedo. Hoy 35 años después recuerdo y no quiero que nunca otro niño tiemble de miedo soñando con balas o que acompañe a su madre a la morgue a ver si su padre está muerto. Quisiera decir que hoy el miedo se ha marchado pero a veces vuelve, cuando escucho de apremios ilegales, de afanes de grandeza en el poder de turno (porque es de turno aunque no quieran), cuando todavía hay operativos para amedrentar al que piensa diferente, vuelve el miedo. En este 17 de julio se perdona pero no se olvida... Como decía Benedetti:


Llora nomas botija
son macanas
que los hombres no lloran
aquí lloramos todos.
Gritamos, berreamos, moqueamos, chillamos, maldecimos
porque es mejor llorar que traicionar
porque es mejor llorar que traicionarse.
Llorá
pero no olvides.

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