MAURIZIO BAGATIN
"El campesino que habla su dialecto es dueño
de toda su realidad" - Pier Paolo Pasolini -
Si una mañana de
invierno, imaginamos que sea diciembre, cuando la neblina es tan espesa que
podrías cortarla con un cuchillo, y el frío te hace temblar los dientes, te
abrigas con un tabarro y cargas en una bolsa, un poco de polenta de la noche
antes, uno cuantos pedazos de queso y algunas rebanadas de salame, además de
una botella de vino, si es del bueno mejor, y partes en barco desde la Serenissima y a la altura de Caorle tomas el río que los latinos
llamaban Liquentia y empiezas a
navegarlo hacia arriba, todo lo que te llevaste empieza a perder sus raíces, a
cada remada y con cada blasfemia las palabras pierden palabra… mientras hemos
llegado a Torre di Mosto y no me
acuerdo si el río sigue siendo el Liquentia
o si se ha vuelto de repente en el Liquenzia…
hemos hecho merienda y ya hemos pasado a San
Stino, me doy la vuelta y oigo que alguien desde el dique me llama
diciéndome: ”¿Aréo situ ti?” (¿Oye,
eres tú?), no sé qué contestar, me doy cuenta de que esta gente no es veneciana
del todo, ya han removido algunas palabras, ya algo no es como cuando salí de
Venezia… se alza un poco de viento y llegamos a Meduna, será el viento o algunas otra sensación física, tal vez
las palabras que llegan de lejos, me indican que he cambiado de región, hasta parece
que hayamos cambiado de río, aquí ya lo llaman Meduna, aquí toma el nombre de otro bautizo, el nombre de la
población que lo deja pasar… algunas curvas y veo niños corriendo a la orilla
del río, algunos llevan pequeñas mochilas cargadas en las espaldas, algunos
felices sudando recorren una pelota, muchos indican que aquí se pueden pescar bisati, temói e lúz (todos peces del
lugar) y empiezan a contar historias… que aquí los venecianos habían fundado
una ceca (adonde se acuñaban las monedas para la Republica de Venezia, tal vez acuñaban el mismo Bagatín que dio el nombre a mis
ancestros y con el cual Marco Polo se iba a escondida de sus padres, visitando
- y disfrutando - de un prostíbulo a otro…), ahí se hacía el dinero, o se
jugaba de azar, y que Casanova de paso disfrutó en el Casín del Bòsc, lugar que entre mito y leyenda (mentiras y
exageraciones…) entró en nuestro imaginario colectivo… un poco lugar de
descanso para forasteros, un poco lugar de entretenimiento para viajeros
bohemios y un poco posada de retiro para cazadores de la zona, por cierto lugar
donde el nuestro Giacomo encontró inspiración para escribir una parte de su
famoso opúsculo El duelo… y así
seguían contando que con los árboles de esta zona (con a cambio solo la tierra
fértil que retiraban del fondo, y que con enormes barcones remolcados por caballos,
haciendo el mismo recorrido que ahora estoy haciendo - imaginariamente o no -
yo, traían para fertilizar estas zonas antiguamente habitadas por animales
salvajes e inmersa en interminables bosques…) los venecianos construyeron
Venezia, les dieron cimientos sólidos a las ciento veinticuatro islas y a los
más de cuatrocientos puentes de la dolce
ossessione degli ultimi suoi giorni tristi… entonces fue que estaba en Tzechini, o Tzichini o Cecchini… las
palabras que me llevé desde Venezia ya no eran las mismas, y yo sintiéndome
bien allí me quedé; con duras remadas y en no poco tiempo, salí con un idioma,
con una lengua y ahora me encuentro con otro idioma, con otra lengua, así es
que caminando, andando por mares, cruzando montañas, navegando ríos, nos llevamos
atrás nuestros cuerpos y todo lo que la nuestra mente absorbe en el camino, en
el camino también mezclamos todo y así nacen nuevos idiomas, nuevas lenguas… así,
creo, nació el dialecto Meneghél…
El nuestro es un
dialecto del campo, una lengua campesina, de quien trabaja con las manos, una
lengua que ha nacido a través de muchas estaciones, de sudor y lágrimas, en un
camino lento que Venezia la Serenissima y
patrona ha siempre conducido y controlado… un dialecto que las labores del
campo impone el uso de una ejecución fonética, la astuta consonante
S, pronunciada siempre sorda, delante
de muchos términos que son acciones, en su mayoría duras y violentas, en un
ambiente también duro y hostil, dominado por la ignorancia que el poder feudal
al inicio, y católico luego, no quiso nunca iluminar… hace que este nuestro
lenguaje haya sido siempre, o casi siempre, un cacareo (cigár veneziano), tal vez un grito de impotencia hacia quienes no
pudieron o no quisieron nunca escuchar… pero es también un tentativo de imponerse,
evolucionarse, resistir, transformarse continuamente; de ahí nace este dialecto
del territorio de la bassa pordenonese,
que no es friulano y no es véneto, lé un
misiót (es un mejunje), un venetaccio
de confín. Dialecto pasional, vernaculus
doméstico, pariente de Goldoni y creador de todo un nuestro lessico famigliare, es sobre todo una
poesía contadina, que con magnífica precisión se manifiesta con el nombre de
las cosas, con el nombre de los oficios - con el dír, el ciamàr y el bestemár -
definitivamente, el lenguaje oficial de enteras generaciones, que aún hoy,
contaminados por un lenguaje grosero y ficticio, logra ofrecer un paseo hacia
las raíces dialectales que viven en nosotros… lo que ningún Esperanto podrá
crear, una civilización…
Nota: publicado
originariamente en sei di cecchini (Facebook)
en dialecto Meneghél.
Julio 2018
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