CARLOS CRESPO
En la producción
de la verdad otras verdades son ignoradas, excluidas o dejadas en “el rincón
del olvido”, por los poderes dominantes. Este es el caso de la coca y la
reciente aprobación del marco normativo para la Erythroxylon coca . Dos
artículos en medios de prensa internacionales, donde se tiende a elogiar la
nueva ley general de la coca, dejando de lado problemáticas, por lo menos
conflictivas. Particularmente deseo hacer referencia a los argumentos Kathryn
Ledebur, directora de Red Andina de Información, y de Linda Farthing, quienes
desde tiempo ha, defienden la política plurinacional de coca y drogas.
Para Kathryn
Ledebur, la nueva ley de la coca boliviana “no es perfecta, pero es realista y
pragmática” afirma en un reportaje de la BBC. Y en otro, elaborado por Linda
Farthing para el periódico The Guardian, Ledebur afirma que la nueva ley es un
paso en la dirección correcta: “Pese a los acuerdos para aumentar el cultivo,
esta ley tiene valor real porque extiende de manera significativa el control
del gobierno sobre la producción y la comercialización de la coca”. Más aún,
“la normativa boliviana recién promulgada podrá traer mejores resultados a ese
país en comparación con las normativas vigentes en Colombia y Perú”, donde “…la
ley no permite casi nada de plantaciones de coca y (en Colombia) tienen 96.000
hectáreas”. Finalmente, destaca que el hecho de que la “la normativa (en
Bolivia) país es “negociada” con los propios productores de coca, algo que no
ha sucedido en los otros dos países que más coca producen en el mundo”.
Por su parte,
Linda Farthing, repitiendo un argumento compartido con Ledebur sobre el control
social en las zonas cocaleras, afirma que “el gobierno de Morales ha tenido
éxito en limitar el cultivo gracias a un innovador programa comunitario
ejecutado por el sindicato de productores de coca que garantiza que los
agricultores no cultiven más de la cantidad asignada”.
Para desmentir
las afirmaciones de las dos investigadoras estadounidenses entusiastas por el
“proceso de cambio” cocalero, narro dos historias. La primera proviene de un
reportaje del periodista Andrés Gómez, las dos siguientes me las contaron.
Historia 1. ¿Qué
es un lote blanco? “Son los lotes originales que ha sido parcelados, divididos
hasta en cinco lotes”… cuando el Trópico cochabambino fue colonizado se
distribuyeron dos tipos de terreno: unos de 20 hectáreas y otros de 10. Los de
20 han sido dividido en tres, cuatro y hasta en cinco lotes y los de 10 en dos;
la nueva parcela es lote blanco y tiene su qatu de coca”…. (estos qatus ) “no
están registrados en la Unidad de Desarrollo Económico Social del Trópico
(Udestro), pero sí están registrados en cada sindicato”… “Con tu lote blanco te
afilias a un sindicato y para empezar te permiten medio qatu, que luego se
convierte en un qatu ”.
Historia 2.
Cuando llega el tiempo de cosecha del cato de coca, el dueño convoca a familiares
y amigos, como grupo de ayuda, y empieza la cosecha. Cuando concluyen, esta es
tirada al piso sobre mantas; empiezan a mover la coca para ayudar la
deshidratación. Completado el proceso, embolsan el producto. Todo esto se
realiza rociado festivamente de unas cervezas. De un cato hoy sale en promedio
6 a 8 paquetes. Culminado el embolsado, a las horas llega la “compradora” en su
carro lujoso, hacen el negocio con el dueño del cato (normalmente pagan 2.500
Bs por paquete), las bolsas son cargadas y se las llevan sabe Dios dónde; al
dueño del cato no le interesa a quien vende, ni el destino, y que siga la
fiesta…
Historia 3. Una
estudiante de Sociología chapareña, ya con su chaco propio, participó en la
asamblea del sindicato al cual está afiliada, donde se analizaba una medida del
gobierno y el rechazo que estaba sufriendo a nivel nacional. La estudiante, con
información independiente del hecho analizado, intervino en la asamblea,
matizando críticamente las afirmaciones dominantes. La reacción negativa de los
dirigentes fue tal que llegaron a amenazarla con quitarle el chaco si
continuaba defendiendo posiciones ajenas a la verdad del presidente Evo.
El patrón común
en las tres historias es que tales prácticas y comportamientos ilegales y
autoritarios solo son posibles en el marco del control social bajo tutelaje
estatal. La ley general de la coca lo legaliza e incorpora a la estructura
estatal. Estos hechos operan en el marco del control social cocalero, amparado
y legitimado por el poder corporativo de los sindicatos, hoy convertidos en
verdaderos nodos de las redes del poder plurinacional.
Finalmente, ambos
reportajes ignoran que la coca chapareña no es consumida por los acullicadores
en Bolivia, en el norte argentino, ni siquiera en el Chapare, y seguramente
tampoco por las señoras Ledebur y Farthing, una coca fumigada y totalmente
insalubre para el consumo humano.
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De LOS TIEMPOS,
14/04/2017
Imagen: Mapa de cultivos de coca y procesamiento de cocaína en Sudamérica. http://botanycentral.providence.wikispaces.net
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