Nicolás García Recoaro
En el camino se aprende. Atahualpa Yupanqui decía que cuanto más largo es el camino, más hondas son las lecciones. En el principio de Una excursión a los mapunkies, primer libro de Agustina Paz Frontera, hay un viaje. Un periplo con ribetes académicos que se propone visibilizar las problemáticas contemporáneas de los mapuche (así en singular, porque che es sustantivo colectivo). ¿El punto de partida? Los medios de comunicación alternativos y las expresiones culturales de los mapuche urbanos. Los "mapurbes", como los llama el poeta santiaguino David Aniñir. Radios, publicaciones alternativas, murales, festivales de hip hop y punk que sirven como plataforma identitaria de las comunidades originarias que habitan el sur de la Argentina y Chile. "En enero de 2007 escuchar aquello de mapuche rapeando me parecía tan raro, una hibridación hermosa, una cosa cultural que fraternizaba y sonorizaba a medio mundo", cuenta Frontera al comienzo del libro.
Con el pasar de los días, y las peripecias que regala la errancia por Neuquén Capital, San Martín de los Andes, Villarrica, Likan Ray, Temuco, Los Sauces y Santiago, la inicial pesquisa académica deviene en una travesía iniciática alla beatnik, con aires que también remiten a la legendaria excursión decimonónica de Lucio V. Mansilla. La cronista winka (blanca) "empieza a abandonar su cara de frígida que escruta identidades censalmente" y comienza a sentir que "merecía, lo sabía y me lo decía para adentro, que me tomaran como cautiva y cenaran mis caderas esa misma noche." De repente, las fronteras entre lo individual y lo colectivo se borran en festejos comunitarios, rimas en mapuzungún y la resistencia originaria que se grita a viva voz: ¡¡marichiwew!! (diez veces venceremos).
La pregunta por la identidad flota en varios de los siete capítulos del libro: "Una identidad no es excluyente a la otra –arriesga Frontera–. Se pude ser mapuche y hiphopero y ser tan mapuche como uno que es mapuche y punk. Se puede ser hombre y mujer y ser tan hombre como un varón, ser nerd y valiente, ser rico y pobre, peronista de derecha y de izquierda, ilustrada y con mal gusto, gorda y linda, soberana y esclava." Ante todo la hibridez, la mezcla como estrategia de resistencia.
Etnografía ficcionalizada, crónica rutera de alto vuelo e investigación (no) académica. Una excursión a los mapunkies es un libro que narra un desplazamiento por la corteza de Wallmapu y, a la vez, un viaje al interior de una cronista. Un periplo del cual, inevitablemente, volverá transformada, convertida en otra. La vida en el camino es así. «
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De TIEMPO ARGENTINO, 11/08/2013
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