El científico psicoanalista Wilhelm Reich, mejor conocido porque descubrió el “orgón”, le debemos una de las mejores teorías científicas acerca de la energía creativa de la sexualidad. Reich decía que el orgón (palabra acuñada por él que reúne “orgasmo” y “organismo”) era el principio antientrópico del universo; un substrato creativo que se encuentra en toda la naturaleza, al que algunos se refieren como Dios.
El orgón es una suerte de fuerza vital, omnipresente e incorpórea, que se encuentra en toda la materia viva y se puede generar mediante el orgasmo. Para Reich una sana vida sexual -o como él le llamaba, la “potencia orgástica”- era sinónimo de bienestar emocional. Y, por el contrario, el fracaso en la descarga de la energía sexual resultaba en desórdenes neuróticos.
Según Reich, la carencia de orgón en el organismo es la raíz de las enfermedades. Con esto en mente promovió la sexualidad (en un momento en que el mundo estaba a penas tratando de digerir a Freud) y creó el Orgon Institute, que además de investigar la energía orgónica se dedicaba a perfeccionar el diseñó unos aparatos que recolectaban esta energía del medio ambiente para otorgársela a pacientes enfermos.
Medio siglo después de que Wilhelm Reich murió en una prisión federal por ignorar una orden que ilegalizaba su “acumulador de energía orgónica”, un pequeño número de científicos están trabajando para dar seguimiento a su fascinante trabajo. Para celebrar el aniversario de cincuenta años de su muerte, el Museo Judío de Vienna, ciudad donde estudió psiquiatría como alumno de Sigmund Freud, está organizando una gran exposición en su nombre. Sus ensayos estarán disponibles para investigadores por primera vez en la historia.
“El reto”, apuntan los organizadores, “es mantener vivo su trabajo y avanzar mediante nuevos estudios y experimentación en un momento en el que Reich no se enseña en escuelas de medicina ni en clases de física”.
El trabajo que dejó Wilhelm Reich sin terminar tiene dos posibles direcciones: una es que lo retome la ciencia y lo desarrolle como un remedio contra enfermedades como el cáncer, y la otra es que se pierda en el tiempo por falta de atención. Lo cierto es que quien haya tenido experiencias orgásmicas felices puede percibir el “orgón” generándose en sí mismo y en todo lo que lo rodea. Razón suficiente para apoyar la tesis de Reich.
(NBC)
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De AVANTSEX, 2007
Fotografía: Wilhelm Reich (1897-1957)
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