YOLANDA DELGADO
"El ocaso del Imperio" es una crónica visual realizada por Kapuscinski sobre un capítulo de la historia reciente de Rusia. La convulsa realidad social y política que vivieron millones de ciudadanos soviéticos entre 1989 y 1991, fue narrada en imágenes por uno de los reporteros que renovó el oficio del periodismo. En su todavía bastante desconocida actividad como fotógrafo, que ahora conoceremos mejor gracias a esta exposición, el espectador encontrará el leitmotiv que dominó su trabajo: comprender al otro para contarlo.
La treintena de fotografías que integran la exposición "El ocaso del Imperio" fueron encontradas hace unos años en el archivo personal del reportero polaco Ryszard Kapuscinski (1932-2007). Las tomó durante un viaje que realizó entre 1989 y 1991, en el que recorrió 15 repúblicas de la desaparecida Unión Soviética.
"Recorrí más de 60.000 kilómetros atravesando la URSS, desde Brest (Bielorrusia) a Magadán (Rusia). Visité todas las repúblicas de la URSS. Viví inviernos muy crudos y veranos muy calurosos, condiciones en las que la mera supervivencia representaba un problema", narra en uno de los textos explicativos incluidos en la exposición.
Su viaje se produjo en una época que fue transcendental en la historia de Rusia. Cuando el Imperio, en la era Gorbachov, presentaba síntomas de agotamiento y derrumbe. La difícil situación desencadenó el fallido intento golpista de los contrarreformistas y la retención del presidente.
Kapuscinski escribió sobre aquellos años, y también tomó fotografías de las manifestaciones que se celebraron en Moscú y en el resto del país, donde miles de soviéticos mostraron su oposición al golpe.
Kapuscinski, cronista de revoluciones, revueltas y conflictos en todo el mundo, e incansable viajero, cruzó las estepas siberianas, visitó los cementerios y los campos de concentración de Stalin, acudió a las manifestaciones y habló con cientos de personas anónimas sobre la realidad que estaban viviendo. Aquellas experiencias las recogió en un libro que tituló "El Imperio".
Paralelamente a su trabajo periodístico en la URSS, Kapuscinski realizó un viaje sentimental, valiéndose de su cámara hizo fotografías a lo largo y ancho de un país que no le era del todo extraño, pues había nacido en Pinsk (actual Bielorrusia), y su primer contacto con la URSS se produjo a los siete años, cuando el Ejército Rojo rebasaba el flanco oriental de Polonia en septiembre de 1939.
"La fotografía es, por naturaleza, sentimental, porque con cada toma captamos un breve instante de la realidad, apenas una fracción de segundo".
Kapuscinski siempre quiso mantener distancias entre su actividad fotográfica y su trabajo periodístico. "Como reportero y como fotógrafo veo el mundo de dos maneras diferentes, busco otras cosas, me concentro en otros aspectos de la realidad".
La fotografía surgió en su vida de manera casual. El Sztandar Młodych, periódico en el que comenzó a trabajar, lo enviaba a India. Fue la primera vez que cruzaría una frontera, después, a lo largo de 30 años cruzaría las fronteras de cien países. Pero fue con motivo de aquel viaje a India cuando, con dinero prestado, se compró una Zorki, una cámara fotográfica de fabricación rusa, copia de la Leica alemana.
A partir de aquel momento, Kapuscinski cargaría una cámara en todos sus viajes. Y al igual que le ocurrió con la escritura, la imagen fue su otro modo de contar. Con sus instantáneas también diseccionó la realidad social a su manera. Con el objetivo de su cámara se encontró de frente con el otro. Retrató la mirada de los ciudadanos anónimos, los que a fin de cuentas padecen y escriben la Historia.
Los negativos de esta colección de fotografías, seleccionados por el propio Kapuscinski, quien siempre albergó la intención de organizar una exposición, se pasaron varios años guardados en sobres marrones. Fueron encontrados después de su muerte y las imágenes se exhibieron en 2010 por primera vez, en la Galería Nacional de Arte “Zachęta”, en Varsovia.
Ahora esta exposición internacional organizada por el Instituto Polaco de Cultura y Casa del Lector hace su primera parada en Madrid, en el centro cultural Matadero, hasta el 2 de junio.
Estas 36 fotografías son reflejo de la personalidad de su autor. El espectador verá casas, símbolos antiguos, visitas de ciudadanos a distintos cementerios y manifestaciones políticas y religiosas pero, por encima de todo, se encontrará con rostros, de hombres y mujeres, cuyas miradas en blanco y negro narran una historia íntima en instantáneas que, Kapuscinski supo condensar a través del objetivo.
Las fotografías se alternan con textos del escritor en los que reflexiona sobre la fotografía y su relación con la realidad, además de otro pensamientos.
Un reencuentro fugaz, "apenas una fracción de segundo", es más que suficiente para que el que mira estas imágenes sea consciente de la naturaleza efímera de la vida; y al mismo tiempo, se convierta en partícipe de un capítulo de la Historia de Rusia que, afortunadamente, Ryszard Kapuscinski rescató para nuestra memoria.
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De RUSIA HOY, agosto 2013
Foto: Kapuscinski, por Nicholas Shakespeare
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