WALTER BENJAMIN
Se sabe cuán
sencilla era la habitación en la que Goethe trabajaba. Es baja, no hay
alfombras ni ventanas dobles, los muebles no son imponentes. Fácilmente podía
haber conseguido una habitación mejor. Ya por entonces había sillones de cuero
y almohadones, aunque la habitación no se adelanta en absoluto a su tiempo. La
voluntad mantiene las figuras y las formas de los armarios. Nada debía
avergonzar la luz de las velas bajo las que el anciano se sentaba a estudiar
por las noches, con la camisa de dormir y los brazos extendidos sobre la
almohada desteñida. Pensar que hoy en día sólo se vuelve a encontrar el
silencio de esas horas en la oscuridad de la noche, pero si se pudiera escuchar
ese silencio se podría rescatar la conducta decidida e íntegra, la gracia irrepetible
de esas últimas décadas en las que el rico tenía que sentir el rigor de la vida
en su propio cuerpo. Aquí se homenajeaba el anciano en las inmensas noches en
compañía de la preocupación, la culpa y la necesidad antes de que la endiablada
aurora del confort burgués se asomara a la ventana. Todavía esperamos una
filología que descubra ante nosotros ese ambiente próximo y determinante de la
verdadera antigüedad del poeta. Esta habitación era el pilar de la pequeña
construcción que Goethe dedicó a dos cosas: al sueño y al trabajo. No se puede
llegar a apreciar lo que significó la vecindad en ese pequeño dormitorio y en
esa pequeña habitación de trabajo tan aislada como un cuarto de dormir. Sólo el
umbral y un escalón lo separaba de la cama mientras trabajaba, y, al dormir le
esperaba su obra para separarlo todas las noches de sus fantasmas. El que por
una feliz casualidad se encuentra en estos espacios puede reconocer la
disposición de las cuatro habitaciones en las que Goethe dormía, leía, dictaba
y escribía, y puede reconocer la fuerza que hacía que el mundo le contestara
cuando tocaba en lo más íntimo. En cambio nosotros debemos conseguir un mundo
de matices para hacer sonar ese débil tono sostenido en nuestro interior.
Walter
Benjamin
Kleine Prosa Baudelaure
Traducción: Marian Merino Zorita
Kleine Prosa Baudelaure
Traducción: Marian Merino Zorita
Foto: Despacho
de Goethe
Goethe National Museum
Goethe National Museum
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De CALLE DEL ORCO, 13/05/2018
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