LIZARDO CRUZADO
Aunque actualmente el nombre de Leopold Hermann Oskar Panizza (1853-1921) no evoque ningún recuerdo en el común de literatos o médicos, en su momento llegó a ser un prometedor y joven psiquiatra de élite además de interesante y prolífico literato: lamentablemente sus días culminaron confinados en un manicomio víctima de cruel padecimiento que observó primero en otros para sufrirlo al fin en carne y mente propia.
Panizza nació en un pueblo de Baviera tres años antes que Freud y Kraepelin. Desde su infancia manifestó un temperamento voluble y una innata genialidad. Por el lado paterno tenía parientes excéntricos, irascibles e impulsivos y por la rama materna varios casos de locura establecida. Su padre falleció cuando él tenía 2 años y la relación con su madre fue muy estrecha pero jalonada por numerosos disturbios.
Aunque
inicialmente estudió música, se decantó finalmente por la medicina aunque sin
dejar sus costumbres noctívagas y liberales: contrajo la sífilis en sus años
universitarios y una goma sifilítica en la tibia derecha lo incordió hasta sus
ultimos días como recuerdo de ello. Se especializó en París y también fue
discípulo de Von Gudden -el maestro de Kraepelin-y condiscípulo de este último.
Panizza
abandonó precozmente la psiquiatría, en medio de un cuadro que hoy podría
catalogarse como un episodio depresivo con síntomas psicóticos, y partió a
Londres para estudiar literatura. Sus escritos, al inicio ignorados por el
público masivo, abordaron pronto temas controversiales como la prostitución
-afirmaba que la prostitución era natural y necesaria y, de hecho, sus únicos
contactos sexuales fueron prostitutas- y la masturbación. Los problemas con la
censura eclesiástica no se hicieron esperar, sobre todo cuando luego de la
proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción en 1893 por Pío IX, publicó
una obra satírica en que solicitaba que dicha condición se hiciese extensiva a
todos los papas...
Su obra más perturbadora, Das Liebeskonzil (El concilio del amor)
apareció en 1894: en ella recrea el Concilio Vaticano I, en plena época del
renacimiento, y presenta a Jesús como un sujeto cuasi oligofrénico y torturado
por su fijación edípica y a María como una especie de ninfómana, todo en el
marco de las licenciosas costumbres de la época. La obra fue secuestrada y
destruida y Panizza dio con sus huesos en prisión.
Desde entonces se inició el proceso de agravamiento de Panizza: deambuló entre
Suiza y Francia tratando de huir de sus delusiones persecutorias y
alucinaciones -el líder de su comunidad paranoide era nada menos que el Káiser
Guillermo II-, tuvo un intento suicida frustro y finalmente fue confinado al
sanatorio de Bayreuth donde murió el 28 de setiembre de 1921, víctima de
apoplejía.
El caso de
Panizza fue comentado en la octava edición del "Lehrbuch der Psychiatrie" de Kraepelin, sustentando el
lugar nosológico de la parafrenia como psicosis intermedia entre la paranoia y
la esquizofrenia. Otros autores posteriormente han resaltado a Panizza como
precursor de la corriente antipsiquiátrica por su cerrada defensa de las
libertades individuales y de la persona ante la autoridad -célebre fue su
ensayo 'Psychopathia Criminalis' que subtituló
"Instrucciones para dilucidar psiquiátricamente y determinar
científicamente las enfermedades mentales reconocidas como necesarias por la
corte. Para médicos, profanos, juristas, custodios, oficiales administrativos,
ministros, etc."- Mas aun al margen de tales circunstancias, Panizza fue
un hombre que conoció la cárcel y el manicomio, que vivió intensamente y, torturado
por su propio destino, traspuso esa delgada, delicuescente línea que separa la
cordura y la locura.
_____
De DESDE LA
LOCURA, blog del autor, 17/07/2009
Imagen: George
Grosz, "Dedicado al poeta Oskar Panizza", óleo, 140 x 110 cm., 1918,
Staatsgalerie, Stuttgart. (Más conocida como "El entierro del poeta Oskar
Panizza" aunque se pintó antes de la muerte de aquél).
No comments:
Post a Comment