En sus
estandartes guerreros llevaban o llevan, entre otros muchos asuntos de gran
aparato, la sagrada unidad de España y con ella la sangre de los mártires (por
lo menos), la raza y todas las lindezas a ella aparejadas. Lo suyo ha venido
siendo las grandes causas de apariencia social hechas cruzadas, pero eran, son,
delincuentes comunes que del dolor ajeno y de las trampas han hecho negocio:
abogados marrones, especialistas en hacer «tragar sapos», como hace cien años
sus predecesores en el Madrid hampón de bohemios y cafetines de escachafamas.
Formidable negocio este de los «sapos» en un país en el que, por lo visto,
quien detenta alguna parcela de poder tiene siempre algo que esconder, algo
indecente o delictivo de lo que otro y de cara al público puede sacar tajada o
beneficio. La compra de dosieres, de información delicada digamos, ha venido
siendo habitual. ¿Se acuerdan del coronel Perote? ¿No? Es igual. ¿Cuántos
compradores y cuántos vendedores de información ha habido? Ni se sabe.
Unos han cobrado, pero otros, han pagado, y mucho, y la ciudadanía de esta
manera sacudida debería saber quiénes y por qué motivos se han visto obligados
a ceder en la petición de grandes sumas de dinero todavía sin cuantificar del
todo: bancos, grandes empresas, particulares... ¿Por qué motivos? ¿Quién y cómo
puso sus secretos en manos de los manoslimpias? Hacer bromas con la
limpieza de manos de estos malhechores es una cosa, exigir que jueces y
servicios policiales lleguen al fondo de lo que se revela como una trama
política, porque de esa manera han actuado, es otra. Esto va más allá de la
delincuencia común donde querrán aparcar lo que ha sido una burla de las
instituciones. Es necesario saber quienes han sido sus beneficiarios, no solo
económicos, porque a las actividades judiciales de los manoslimpiasles
han sacado evidentes réditos políticos y mediáticos. El Gobierno está tardando
en intervenir el sindicato y sus actividades. Política y delito, una constante
ya de la vida española.
La sospecha de la extorsión y las malas prácticas letradas –cuentas en Panamá o
grandes minutas injustificadas– se proyecta ya sobre otros miembros de ese
fantasmal sindicato que olía a podrido desde lejos y que se ha llevado, encima,
grandes subvenciones del gobierno del Partido Popular. No es de recibo que el
propio Gobierno, a través de sus imponentes servicios, no estuviera al tanto de
lo que sucedía. No se esconde tan fácilmente una extorsión masiva como la
practicada por los hoy encarcelados y sus secuaces, porque solos no han
actuado. Un aparato extorsionador como el que de manera somera se nos ha
mostrado solo se entiende si se trata de una organización amplia y sólida. Si
es cierto que en la cúpula del sindicato o en el apoyo de sus trastiendas hay
jueces y policías, el asunto es mucho más grave de como lo presentan.
No nos engañemos, no dejemos que nos engañen, en este sprint final del régimen
que se ha poblado de procesos y actuaciones que brillaron por su ausencia en
sus comienzos, todos estaban al tanto de todo, cuando no eran asuntos del
dominio público cuya denuncia era baldía.
Lo que sucede con la Barbera en el festín valenciano es todo un ejemplo. Con
ella y con otros muchos patriotas, defensores de esa España pepera que ha
enseñado los fondillos, y que en el camino se han enriquecido de manera
escandalosa.
La corrupción en este país es algo viejo y endémico. Dionisio Ridruejo, en
1962, la señalaba como algo consustancial al régimen franquista –si todos
estaban pringados nadie lo estaba– y nada hace pensar que no lo haya seguido
siendo en el que de manera lamentable ha sido sino una proyección del mismo con
la máscara de la Transición y sus etcéteras.
Estos últimos años se ha acelerado y ha crecido la sospecha de que es mucho más
lo que ignoramos que lo que sabemos y de que, en la medida en que las prácticas
político-financieras habituales solo son delito si te atrapan, este régimen se
sostiene sobre un delito continuado, oscuro y extendido, una auténtica ciénaga,
la de nunca acabar.
*** Artículo
publicado en los periódicos del Grupo Noticias, 24.4.16
__
De
VIVIRDEBUENAGANA (blog del autor), 24/04/2016
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