... como la
vida... sigo escuchando a aquel grupo chileno cantar zamba de mi esperanza en
la plaza O'Higgins de Valparaíso, un día de otoño austral, porque era una de
las canciones de mis veinte años, pero no es esa escena la que me traído
este golpazo de viento negro, sino ese libro de Cioran que he abierto esta
tarde por casualidad en el que me he encontrado una página marcada con un
tique de café; una página que habla del sarcasmo de la gloria
clandestina, sueño supremo de los delicados y los abúlicos, un
asunto este del que aquel joven de 25 años no tenía la más remota idea ¿Qué
hacía yo en enero de 1976, en Paris, en el Drugstore de St-Germain? Ni idea.
Como intente recordar algo será una invención o una superposición de imagenes,
recuerdos e invenciones: el velador mínimo en la terraza cubierta, esquina con
la rue de Rennes, las sillas, el cenicero anaranjado (¿seguro?), ni idea de qué
pude haber tomado por 44 francos ni con quién... De ese día en concreto no
recuerdo nada, sí de que mi hija nació unos pocos días después. ¿Caída en el
tiempo? No, un porrazo, un auténtico porrazo, el tiempo te va si no mtanado sí
cuando menos desnudando y de las páginas en las que Cioran habla de la
notoriedad como tabla de salvación y de la guasa que tiene el querer ser
aplaudido a toda costa por los mismos sobre los que vomitas, mejor no hablar,
son cosas de Cioran, desesperado de marca, en el 21 de la rue de l'Odéon, hace
cuarenta años.
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De
VIVIRDEBUENAGANA (blog del autor), 20/04/2016
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