Wednesday, May 7, 2014

Bolivia en el corazón


MIGUEL SANCHEZ-OSTIZ
Yo no sé si Bolivia se está alejando de mí o yo me estoy alejando de ella porque cada día estoy más lejos de mí mismo... Además esta es de pueta (que decía el Norden) que da en nada, en poco, en unos versos malos por manidos. Viajes de 2004, 2008 (2), 2009, 2010, 2011, 2012, 2013... bastante territorio recorrido y alguna ciudad pateada a conciencia, en sus cielos y en algunos de sus infiernos, no en todos, no me cuelgo medalla alguna. He escritos varios cientos de páginas sobre, desde, en, de, con Bolivia y los bolivianos como pretexto, páginas que van camino del olvido. No interesan. Carlos Pujol me decía un día que de ciertos asuntos se escribe mejor cuando se han perdido del todo, cuando ya no son más que recuerdo, vivo, pero recuerdo, cuando todavía conservas los rasgos de los rostros de quienes han contado en tu vida y no son caras perdidas, y sus palabras y los detalles de los momentos compartidos, ecos, imágenes con o sin bruma, con o sin música o palabras de fondo. ¿Sólo se escribe bien desde lejos? Tendría razón, era sabio, lo que sí es cierto es que siento la necesidad de seguir escribiendo de ese mundo, tal vez porque me haya dejado en él algo pendiente, o porque al hacerlo recupero algo que me es necesario y pertenece a los mejores días de mi vida que ya son muchos. Escribo y Bolivia se acerca y se aleja, y se aleja y se acerca, y yo estoy en otra parte, y a salvo... la lluvia atronadora de Riberalta, la furia del Madre de Dios y el grito de los macacos, las tierras rojas del Cerro Rico, la miseria de su lado más oscuro, el calor asfixiante de los socavones, las calles y callejones de La Paz, arriba, abajo, interminables, ruinas, coqueras, maleantes, yatiris, escuelas heladas del altiplano, gente que camina entre cielo y tierra, encogida sobre sí misma, de ningún sitio a ninguna parte, los amigos de La Paz, Escrivá en otra parte, en otro país como quien dice, que es el mismo, el rincón de las almas perdidas en el cementerio de Cochabamba, los rebaños de llamas en las soledades de Llallagua, hacia Huanuni, los frontones a cuatro mil metros, los socavones en los que se araña el mineral, con las manos, las palliris escarbando en los desechos, las apachetas de la carretera de Oruro y las ofrendas y challas en la niebla, el humo de la capilla de Santiago en Guaqui, la morenada del Gran Poder, la lluvia de Carnaval, los cocales de Yungas, hacia Chulumani, carreteras de polvo, precipicios, cementerios, magias, animitas, los NN de la Morgue, la zahúrda espantosa de la Sagárnaga donde empecé a digerir un golpe de miedo y donde Violeta Parra compuso, dice, leyenda, todo es leyenda, Gracias a la vida que me ha dado tanto... Bolivia... ¿Qué me queda de todo esto? Las ganas de contarlo. Hoy. Mañana ya veremos.
Canto que a nadie ha de interesar es éste
Ahí reside su júbilo.
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De vivirdebuenagana, blog del autor, 06/05/2014

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