JORGE MUZAM
Encarné la decepción ante los ojos de mis ex parejas. Nunca pude ser un cumplidor de expectativas ni un obsequiador de convenciones. No hay talento para eso de este lado. En mi altanera periferia las celebraciones son a deshora, de madrugada, cualquier martes o jueves, con ron o café, reinterpretando kamasutras o vociferando poemas apócrifos. En mi vida hay sauces que sueñan con un largo viaje, y no sé cuanto de sueño y realidad tiene todo eso.
Tarde descalendarizada de un futuro remoto que puede ser hoy mismo. El espejo es sincero. A mi mirada se le esfumaron las grandes expectativas juveniles, la confianza en un mejor destino del hombre y ciertos destellos románticos. Hoy es filosa, amarga y burlona y hasta puede derribar un búfalo, pero la contengo para priorizar la diplomacia oblicua, esa que no deja huella después del saludo. Es mejor así.
No escribiría sobre esto si no estuviese lloviendo.
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De CUADERNOS DE LA IRA. blog del autor, 20/05/2014
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