PABLO MENDIETA PAZ
Querido
Claudio, debo confesarte que he escuchado muy poco a Chopin. Puede parecer un
exceso, pero es mi punto de vista lo que voy a decir. Su música es muy
almibarada, demasiado pegajosa, y él la elaboraba conscientemente así, quiero
decir no componiéndola con esas características, sino que haciendo uso de todo
su poder creativo, de una inspiración honesta, seria, daba a luz una música con
esa sustancia, repito que para mí empalagosa. Es por eso que si tengo que
escuchar música de varios compositores, y Chopin es una de las posibilidades,
lo descarto. Por lo contrario, Schubert, más o menos quince años mayor que
Chopin, fue, desde muy pequeño cantante, y como cantor nato, más que
instrumentista, supo principalmente recrear las palabras en su música (el lied,
su máximo grado de expresión. Muchos lo llaman el « señor de la melodía »).
Como él representa el punto de encuentro o, mejor, la frontera entre el
clasicismo y el romanticismo, quizás por eso su música es absolutamente
espontánea, y hasta sin elaboración alguna. Él se sintió más libre entonces,
incluso en sus obras pianísticas, de realizar modulaciones o cambios de tono
audaces (si oyes con atención, vas a reparar en esas expresivas mutaciones de
tonalidad). En fin, es claro que Schubert se inclinó al romanticismo, pero, a
mi modo de ver, un romanticismo robusto, fuerte (tal vez por su admiración por
Beethoven aunque muy diferente a este en su concepción creadora). Nítidamente
es el compositor de la alegría en los acordes mayores y del dolor en los menores.
Muy expresivo, no emparento su música, ni siquiera mínimamente con la de
Chopin. Es una opinión muy, pero muy personal que pueda merecer una grave
refutación de un experto en Chopin. Sus « Momentos musicales », de piano, son
un monumento a la melodía, pero definitivamente sus canciones son las que
retratan al gran Schubert. No se puede soslayar su inmenso esfuerzo, entonces,
al componer una sinfonía, como la cinco, en que se vale del estilo de Haydn y
de Mozart, y, por tanto, no es él mismo (la escribió a los 19 años). En suma,
es el creador vocal, poético, el que juega con esas melodías al piano,
traspasándolas, y que yuxtapone sentimientos tan naturales y espontáneos del
ser humano. En suma, querido Claudio, admiro al grandioso Schubert, y no hay
afinidad alguna en su arte con lo que creó Chopin. Ojo. Repito que se trata de
una apreciación muy particular, propia, y puede ser, en mi inclinación por uno,
y mi cierta reserva con el otro, errónea. Uno nunca sabe. Un abrazo,
querido amigo.
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