MIGUEL SÁNCHEZ-OSTIZ
Mañana
presento Moriremos nosotros también, desbarre autobiográfico, más
que novela, que solo tiene que ver con El Escarmiento y El
Botín de manera tangencial, mucho. Cierto que de aquellas páginas
salió hace nueve años, pero ir, lo que se dice ir, ha ido a parar a otra
parte. Me repugna que en el cartel anunciador aparezca el emblema del Gobierno
de Navarra que aquí no organiza nada y yo le sirvo para sus mandangas de
blasonar de actividades culturales, una línea más. Igual es porque presta un
techo en donde Cristo pegó las tres voces porque si no, no lo entiendo. En más
de quince años, los últimos, es la primera vez que acudo a un centro oficial.
Mal me fue con la derecha upenera (tras el 2001), pero peor me ha ido con los
rompedores progresistas que han venido luego... por lo que a lo oficial se
refiere. Por mí pueden irse todos a la mierda: los pasados, los presentes y
hasta los futuros pluscuamperfectos. ¿Por qué me presto ahora a esta mojiganga,
que lo es? Por ayudar al editor en lo poco que pueda y darle visibilidad a la
editorial, y al libro que salió hace ya tres meses, así que rara presentación
es esta... más bien suena a darle al libro los santos óleos y cantarle un
responso funeral de primera. El libro solo ha cosechado una reseña, la de Iñaki
Urdanibia, y dos comentarios privados. El resto silencio. Estoy acostumbrado.
No estamos en tiempos lectores. Esas costumbres lectoras han terminado de
cambiar de manera radical (deteriorarse) el último año con la pandemia. Dicen
que el aforo es limitado a 40 personas. Mucha gente es esa, no sé. Iremos
viendo.
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De VIVIRDEBUENAGANA, blog del autor, 13/04/2021
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