Thursday, May 24, 2018

Al principio era una fábula: Italo Calvino entre mito y realidad

MAURIZIO BAGATIN

“En los vastos confines orientales/del azul palidecen los planetas, / el alquimista piensa en las secretas/leyes que unen planetas y metales”   - Jorge Luis Borges -

Nació exótico, entre semillas extrañas y plantas del Caribe, Bajo el sol jaguar me gusta imaginarlo…“Nací cuando mis padres estaban a punto de regresar a Italia después de haber pasado varios años en el Caribe; de ahí la inestabilidad geográfica que constantemente me obliga a desear ir en otros lugares”, nació fábula, discreta presencia entre mythos y logos, partisano y Edipo sin tragedia, amarrado y amando su pasión, la literatura: su primer cuento será Cesare Pavese en leerlo y pasarlo a Carlo Muscetta; en Aretusa lo publica en diciembre del 1945.      

Según él “las fábulas son verdaderas… tomadas todas juntas, en su siempre repetido y siempre variado caso de eventos humanos… son una explicación general de la vida, nacida en tiempos antiguos y mantenida en el lento meditar de la conciencia campesina, hasta nosotros”. Política, editoría, viajes, polémicas, adentro de aquel sueño todo el instinto del creador, el individuo que se va disolviendo y su firme voluntad en frenar su homologación… su fe en la literatura consistía en saber que hay cosas que solo la literatura, con sus medios específicos, puede dar…                                        

- Te imagino, te diseño…no eres invisible o fragmentaria, colgada o lejana, tampoco intocable, mística o exótica. A cada mirada eres imaginable. En cada visión te diseño. Eres sueño, fuego, inspiración, ciudad hembra, ciudad perra, ciudad sombra de todo el olvido necesario, de dioses y heroínas… laboratorio faunístico de seres imaginarios, de fantasías bizarras, tal vez, así te imagino mejor, mientras no existes te invento y cada día te someto a una nueva inspiración… erótica, encantadora, imposible. Eres luz y tiniebla, soberbia y frágil… el amor y el odio están en ti, actriz audaz y musa expoliadora de calles inmensamente vacías, y cuando llenas el silencio, amo tu grito primordial, el del dilúculo, el de la sonrisa de una Monalisa inventada, de una imposible Olympia púdica: ciudad, polis, metrópoli, rincón del mundo, utopía y quimera abstracta. Creación espontanea. Así un día Eutropia, Aglaura, Pentesilea, Laudonia y otro Leonia, la más actual…-.        

El imperio perfecto, los universos posibles, toda las paradojas del mundo, el fin, se puede enmarcar al poeta y a la prosa fantástica en este laberinto imaginario, paseando con Ariosto y Borges, entre Cortázar y Barthes, buscando siempre el lenguaje del hombre, la fábula que lo describe y el encanto de escucharla frente a una elegante fogata encendida, en una noche de invierno mientras afuera la nieve cae lentamente y firme se empalma en la tierra seca, y allí se queda petrificada, como una alfombra de marfil, como un mar de cristal. Una noche, todas las noches…                                          

Vendrán la levedad, la rapidez, la exactitud, la visibilidad y la multiplicidad, el pasado, las esencias de nuestro ser y el dran de nuestro hacer, hoy y el futuro, posibilidades y poetry para el nuevo milenio. Levedades lo que ha hecho con evidencia e inmediatez Milan Kundera. Su novela La insoportable levedad del ser es en realidad una amarga constatación de la Ineluctable Pesadez del vivirRapidez… es el lema latín que escogió en su juventud y lo hizo suyo: Festina lente (apresúrate despacio)… Exactitud… en la poesía de Mallarmé, la gran enemiga del azar, a pesar de ser también ella hija del azar, y sabiendo que el azar, en definitiva, ganará la partida. “Un coup de dés jamas n’abolirá le hasard”…Visibilidad… en la felicidad de algunas épocas, felicidad por la imaginación visual de la literatura del Renacimiento y del Barroco, en la del Romanticismo, en la pintura de Vittore Carpaccio… Multiplicidad… en una matemática de las soluciones singulares para Ulrich y sueño para Musil… Consistency ausente, y él como un Ulises moderno, adentro del sueño, siempre entre fábula y mito, entre seres imaginarios y realidades paradójicas que solo la ficción puede resolver…

Calvino que traduce a Conrad, que publica Stevenson, Balzac y Tolstoj y dirige Centopagine, la vitrina literaria internacional de los clásicos de Einaudi, Calvino con Il nome, il naso en el primer número italiano de Playboy, y que el 15 de marzo del 1980 aparece en “Il Corriere della Sera” con el Apologo sull’onestá nel paese dei corrotti.                                                                                                                                                                 
Intuyó que el infierno de los vivos no es algo que será; hay uno, es aquel que existe ya aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Dos maneras hay de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de no verlo más. La segunda es peligrosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quien y que, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar, y darle espacio. Escribió que“…los clásicos no se leen porque deban servir en algo: se leen solo por la alegría de leerlos, por el placer de viajar con ellos, animados solo por el deseo de conocer y conocerse”. Italo Calvino hoy es un clásico, para leer con el placer de conocer y de conocernos.
Mayo 2018  

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