MIGUEL SÁNCHEZ-OSTIZ
Gymnaslaerer Pedresen (2006), del noruego Hans Peter Moland. La he
empezado a ver visto con prevención, pero me ha acabado enganchando ese retrato
vitriólico de militantes maoistas noruegos del 68 y los setenta en una sociedad
acomodada, que me ha recordado a otros enardecidos sesentayochistas, chequistas
de alma (El chekista, temible película de Aleksandr Rogozhkin), pasionarias
de pueblón racistas hasta las katxas, inolvidables, pequeños burguesas que
jugaban a hacerse proletarias o proletarios hasta que la cadena de
montaje o la cantera las tiró a la cuneta de la historia, tras haber vendido
infumables pasquines de propaganda, inquisidores de taberna, ideólogos
vinosos... ¿Ser dichoso? Eso es cosa de pequeños burgueses, la razón de la
historia, decían aquellos maoístas de pueblón en la alta madrugada de los
tragos, estaba con ellos, iban de obreros a Alemania para poder leer los textos
de Rosa Luxemburgo en alemán y han acabado dando lecciones
reaccionario-cristianas desde la más palurda derecha.... Sermones, sermones,
arengas, empujones, los más listos siempre... «La perra que los tiró», diría
Alfredo Zitarrosa (en La ley es tela de araña)... Si al menos
hubiesen sido anarcos de alma, libertarios de los de ni Dios ni amo, pero no,
no, las filas (prietas), el orden, la crueldad ratera, las reglas, la vida
entregada a la Causa les vencía el seso... ah, sí, y el dominar al prójimo y
jalear la lucha armada y etcétera... Recuerdos durmientes que a la menor despiertan y desvelan.
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De VIVIRDEBUENAGANA (blog del autor), 19/05/2018
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