MIGUEL SÁNCHEZ-OSTIZ
La función va a empezar
Ya llegó la diversión
Ya no hay tristezas en el corazón
Al fin vamos a gozar
Ya llegó la diversión
Ya no hay tristezas en el corazón
Al fin vamos a gozar
La función va a empezar
A cantar y a reir
Artistas a triunfar
Hacen al mundo feliz
A cantar y a reir
Artistas a triunfar
Hacen al mundo feliz
¡Artistas a triunfar
Hacen al mundo feliz!
Hacen al mundo feliz!
Claro que, para
variar, va a haber más diversión para unos que para otros. Es lo que pasa
con los guiñoles burlescos, como es este.
Diablada... hispano- boliviana, aunque así no se
subtitule mi novela, porque en Bolivia en parte transcurre la acción, que es
una imaginaria Diablada, esa danza apoteósica de los socavones de Oruro que
hunde sus raíces en la Catalunya medieval, en la que saltan y petardean
ángeles, vicios y virtudes, demonios y "demonias", pocas de estas la
verdad, porque es más una historia de borrachones, un duelo de escritores a
pluma biográfica, que se sacan el fiemo lance a lance, golpe a golpe, a brincos
y calavera en mano... Diablada o la Vida estrepitosa de Jorgito Camacho
ch'ukuta de lujo que huele a pólvora, a coca amarga, a humo de asadura
callejera de corazones, a copajira, a chicha revenida, a gasofa y a aguas
servidas callejeras de los más inmundos callejones paceños donde la muerte es
una ruleta y una certeza.
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De
VIVIRDEBUENAGANA (blog del autor), 31/08/2018
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