“La libertad es vivir a la altura del ser humano” - Marco Rovelli -
El realismo
mágico exige exageración, necesita de una exagerada imaginación, el realismo
mágico requiere una exagerada voluntad de felicidad. Detrás
del portón de los sueños hay Rafael Barrett que le enseña escribir a él y a
todos los paraguayos.
Detrás
del portón de los sueños hay Iturbe que es Sapukai, que es el grito valiente
femenino, es Manorá que es Iturbe, es Iturbe que es Itapé y todas pueden ser
nuestro vientre materno, nuestros imaginarios, nuestros sueños, nuestros
misterios, luces y sombras. Magia y violencia de una tierra que tan tierra son los hombres de mi tierra.
Tierra, isla, tierra otra vez, isla y tierra, una isla es esta tierra rodeada
por tierra: detrás y adentro de aquel portón de los sueños. Circundándola.
Acercándola.
Entré en su Sapukai comiendo sopa paraguaya y
compartiendo el mate, el cocido en las mañanas frías con las chipas era como la
voz de mi suegra, hablándole en guaraní a su gente… más allá Itapé y después la
palabra (tal vez esta cohabitación bilingüe) tan metafórica, tan aforística,
todo a su alrededor y adentro (en esta isla rodeada por la tierra) crea el
horizonte desde el cual Don Augusto, cerrado el portón de los sueños, ha ido
creando su mirada, su voz y su fuerza al hombre de su tierra, su sangre, su
sudor y sus lágrimas, olor y perfume, olvido y memoria… un plato de jopará tan
sabroso y simple que… tan hombres son los hombres de mi tierra.
Y así la “reproducción” de la realidad viene a
ser sustituida por la reinvención, en el poder del Supremo, del hombre
contra el hombre, en el viaje esférico del Almirante, del hombre dominador y a la vez eunucoide, cuya virilidad no es más que
su brutalidad; poesía hecha de hojas ya caídas al suelo, rastrojos que se
volverán humus y hombres esqueléticos que serán tierra, de los frutos
tropicales y de la esterilidad del Chaco, perenne injusticia en una tierra que
fue soberana como ninguna otra lo pudo ser… país metamorfoseado por la Historia,
esclavo de miles de incestos impuestos por el poder. El único poder que no ha
hecho nunca daño a nadie en esta tierra, es la lengua: el guaraní…
El descubrimiento fue en realidad una orgia
bestial en todos los sentidos, que duró siglos. Después se encargaron de ello
los mestizos.
En su mágica
exageración, un arpa con sus 36 cuerdas y un
Guayra pu que humilmente pide, reclama, exige las con 32 cuerdas… hecha la “paraguayización” de este antiguo
instrumento, hecha una posible historia de la Yvi Maraey aún desconocida, aun sepultada, tal vez detrás de aquel
portón de los sueños de Augusto, adonde las leyendas del cometa, la leyenda de
Anahí “indiecita fea de la voz tan dulce
como el aguaí", las leyendas de Sapukai, de Manorá, de Itapé y de las
otras Macondo estarán aún ahí esperando un nuevo narrador, el que sepa otra vez
cruzar el portón de los sueños, así como lo hizo Augusto… aquel día cuando los
padres del niño Augusto Roa Bastos solían cerrar con un candado el portón de su
casa, para que él no salga a vivir sus aventuras con los mita'i del pueblo, pero él se escapaba igual a la hora de la
siesta, gracias a eso pudo experimentar todo lo que cuenta en sus mágicos
relatos.
Septiembre 2018
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