Saturday, September 8, 2018

El portón de los sueños de Augusto

MAURIZIO BAGATIN

“La libertad es vivir a la altura del ser humano” - Marco Rovelli -

El realismo mágico exige exageración, necesita de una exagerada imaginación, el realismo mágico requiere una exagerada voluntad de felicidad.                                                                                           Detrás del portón de los sueños hay Rafael Barrett que le enseña escribir a él y a todos los paraguayos.                                                                                                                                                                   Detrás del portón de los sueños hay Iturbe que es Sapukai, que es el grito valiente femenino, es Manorá que es Iturbe, es Iturbe que es Itapé y todas pueden ser nuestro vientre materno, nuestros imaginarios, nuestros sueños, nuestros misterios, luces y sombras. Magia y violencia de una tierra que tan tierra son los hombres de mi tierra. Tierra, isla, tierra otra vez, isla y tierra, una isla es esta tierra rodeada por tierra: detrás y adentro de aquel portón de los sueños. Circundándola. Acercándola.

Entré en su Sapukai comiendo sopa paraguaya y compartiendo el mate, el cocido en las mañanas frías con las chipas era como la voz de mi suegra, hablándole en guaraní a su gente… más allá Itapé y después la palabra (tal vez esta cohabitación bilingüe) tan metafórica, tan aforística, todo a su alrededor y adentro (en esta isla rodeada por la tierra) crea el horizonte desde el cual Don Augusto, cerrado el portón de los sueños, ha ido creando su mirada, su voz y su fuerza al hombre de su tierra, su sangre, su sudor y sus lágrimas, olor y perfume, olvido y memoria… un plato de jopará tan sabroso y simple que… tan hombres son los hombres de mi tierra. 

Y así la “reproducción” de la realidad viene a ser sustituida por la reinvención, en el poder del Supremo, del hombre contra el hombre, en el viaje esférico del Almirante, del hombre dominador y a la vez eunucoide, cuya virilidad no es más que su brutalidad; poesía hecha de hojas ya caídas al suelo, rastrojos que se volverán humus y hombres esqueléticos que serán tierra, de los frutos tropicales y de la esterilidad del Chaco, perenne injusticia en una tierra que fue soberana como ninguna otra lo pudo ser… país metamorfoseado por la Historia, esclavo de miles de incestos impuestos por el poder. El único poder que no ha hecho nunca daño a nadie en esta tierra, es la lengua: el guaraní…                                                                                                                                                               
El descubrimiento fue en realidad una orgia bestial en todos los sentidos, que duró siglos. Después se encargaron de ello los mestizos.

En su mágica exageración, un arpa con sus 36 cuerdas y un Guayra pu que humilmente pide, reclama, exige las con 32 cuerdas… hecha la “paraguayización” de este antiguo instrumento, hecha una posible historia de la Yvi Maraey aún desconocida, aun sepultada, tal vez detrás de aquel portón de los sueños de Augusto, adonde las leyendas del cometa, la leyenda de Anahí “indiecita fea de la voz tan dulce como el aguaí", las leyendas de Sapukai, de Manorá, de Itapé y de las otras Macondo estarán aún ahí esperando un nuevo narrador, el que sepa otra vez cruzar el portón de los sueños, así como lo hizo Augusto… aquel día cuando los padres del niño Augusto Roa Bastos solían cerrar con un candado el portón de su casa, para que él no salga a vivir sus aventuras con los mita'i del pueblo, pero él se escapaba igual a la hora de la siesta, gracias a eso pudo experimentar todo lo que cuenta en sus mágicos relatos.
Septiembre 2018


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