MIGUEL SÁNCHEZ-OSTIZ
No sé cuál es el
misterio de esas llaves prendidas en una de las puertas de la catedral de
Sucre. Mañana pregunto. He pasado toda la tarde y buena parte de la mañana en
la Biblioteca Nacional huroneando en papeles que tienen que ver con la estancia
de Ciro Bayo en Sucre, entre 1893 y 1895, y en el Madre de Dios, entre 1895 y
1897, de donde no contó prácticamente nada del ambiente de violencia que, por
fuerza, vivió de muy cerca, ni de quién era en realidad su empleador.
En Sucre, Bayo
publicó una revista cómico-literaria, El Figaro, en la que hoy he
encontrado un suelto asombroso. Relata Bayo, en 1894, que el general
inglés, sir Evenyn Wood, acababa de experimentar, en las maniobras de
Alderhost, con soldados voluntarios, el acullico de hoja de coca,
remojada en agua con llujta. El objetivo era ver cómo soportaban la sed. Hubo
soldados que rechazaron el sabor amargo de la hoja, pero otros estuvieron
encantados. Los resultados fueron tan satisfactorios que el general había
elevado un entusiasta informe al alto mando británico para promover la
propagación de la hoja de coca mascada no ya en los ejércitos y la marina
militar y mercante de todos los países, sino entre la población rural... no
sirvo para investigador, me tira sin remedio lo pintoresco, la excrecencia, el
mueble de los muchos cajones, llenos o vacíos.
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De
VIVIRDEBUENAGANA (blog del autor), 23/08/2017
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