La banda Chicas
Delfín es Daniel Abud (voz, guitarra), Chuntu (voz, teclados), Brian Camacho
(bajo), Huáscar Rodriguez (batería)
1. ¿Cuándo nació
el grupo y con qué propósito se establecieron desde un género en particular?
¿Quiénes lo componen?
El grupo nació
como Chicas Delfín a principios del 2017, pero era una idea q venía creciendo
hace tiempo. Chuntu (tecladista y vocalista de la banda) y yo teníamos la meta
de hacer una banda de rock, ya que nos pareció que el rock nacional, en
general, está casi totalmente estancado hace mucho tiempo. En lugar de
quejarnos de escuchar siempre lo mismo surgieron ganas de hacer la banda de
rock que nosotros mismos quisiéramos escuchar y ver en vivo. Luego conocimos a
Brian Camacho (bajista) y Huáscar Rodríguez (baterista), con quienes también
hay mucha afinidad musical, y así es que surgió la banda.
2. ¿Crees que
desde el ámbito musical del grupo, se puede llegar a tocar el alma de la gente,
lo hacen solamente por placer, o un poco de ambas?
Un poco de ambas.
El placer definitivamente juega un rol importante en nuestro trabajo, pero
crear una conexión intensa con el público va más allá del placer o cualquier
otro sentimiento. Podría decirte que es algo más parecido a la demencia
colectiva, o la dicha, pero la verdad es que es algo que no puede traducirse en
palabras.
3. ¿Tienen
influencias musicales en específico, padrinos espirituales, nacionales o
internacionales?
Cada miembro de la banda tiene una larga lista de influencias musicales, de todo género. Eso aporta a que la banda juegue con muchos estilos diferentes. Se podría decir bien ambiguamente que somos una banda de rock experimental, por lo tanto las influencias pasan por el post rock, krautrock, no wave, synthwave, punk, shoegaze, música tribal... etc. La música autóctona y folclórica boliviana definitivamente nos influencia, aunque esto no significa que tocamos quenas y cantamos sobre el cóndor o algo así. pero nos parecen sumamente poderosas las melodías y ritmos de la música andina por ejemplo, e incorporamos estos elementos en nuestra propia música, en un contexto absolutamente global. En cuanto a padrinos espirituales, a mí en lo personal me parece que alabar la música es más interesante que alabar al músico, o a cualquier otro personaje.
4. ¿Se puede vivir
de la música o es un imposible que solo se concreta desde los grupos conocidos
como los del "kamische cumbia"?
Eso de que
"no se puede vivir de la música" es solamente algo que nuestros
padres nos han repetido millones de veces. Yo digo que si trabajas duro, con
una pasión casi obsesiva en algo que consideras realmente hermoso o valioso, el
éxito es inevitable. Si tu concepto de éxito involucra una estabilidad
económica, eso también se logra con trabajo y decisión.
5. ¿Quién se
responsabiliza de las composiciones musicales? ¿Es un trabajo conjunto,
compartido, esporádico?
Rara vez alguien
llega al ensayo con un riff o una melodía, y trabajamos sobre eso. Pero en la
mayor parte de los casos las composiciones salen de sesiones de improvisación.
Hace muchos años hemos adquirido la costumbre de reunirnos a improvisar y
siempre grabar las sesiones. En base a esos registros de audio elegimos las
partes que más nos gustan y les damos forma y estructura.
6. ¿Cuáles son
los nuevos trabajos que tienen a promocionar?
Ahora mismo
estamos promocionando dos videos nuevos que hemos grabado y producido nosotros
mismos en casa, a través de youtube y facebook. Salieron ambos videos hace
algunas semanas.
7. ¿Qué futuros
proyectos tienen como grupo?
El proyecto que
se viene ahora es el de producir nuestro primer EP, que tendrá entre 3 y 5
canciones. También realizaremos un videoclip para el primer single promocional
de este EP que planeamos terminar antes de que acabe el año. Más allá de eso,
nos gustaría seguir viajando y compartir nuestra música con públicos nuevos.
8. ¿Hacer música
(y por ende, socializarla) en Bolivia vale la pena?
Vale la pena
compartir cualquier cosa que sea de gran valor o hermosura para uno. Mientras
sea honesta y tenga pasión, siempre habrá alguien que se sienta identificado.
Compartir nuestro trabajo es una herramienta para difuminar el límite entre
nosotros y nuestro público.
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