“Nuestros cuerpos están atrapados en el tejido del
mundo, pero el mundo está hecho de la tela de mi cuerpo”
- Maurice Merleau-Ponty -
Érase una vez un
pueblo de Basilicata que se llamaba Salvia
di Lucania, un pueblo como muchos pueblos del sur de Italia, que parecen
fielmente extraídos de Cristo se detuvo
en Éboli, de Carlo Levi. Allí nació Giovanni Passannante, hijo de
campesinos analfabetos y pobres. Para sobrevivir Giovanni se hizo cocinero,
aprendiendo rápidamente el arte y el oficio en la hostería “Croce di Savoia”,
muy pronto se trasladó en Nápoles, adonde vivía
del día a día. En la ciudad partenopea vivió miseria, marginación y explotación
madurando el convencimiento que solo a través de la ideología anarquista sería
posible transformar aquel mundo injusto. Y el 17 de noviembre de 1878 propio en
Nápoles, con una navaja intentó matar al rey Umberto I de Savoia. Condenado a
muerte en primera instancia, la pena le fue convertida en ergástulo, mientras
su madre y sus hermanos fueron internados en el manicomio de Aversa… y el
pueblo natío fue rebautizado, a manera de disculpa al rey, en Savoia di
Lucania. Giovanni Passannante, el «sguattero infame» (como la prensa de la
época lo definió), fue encerrado en una torre en Portoferraio (Isla de Elba)
adentro de un calabozo sin luz y bajo el nivel del mar, con una cadena de 18
kilos amarrada a un pie, allí empezó enfermándose de escorbuto y consumido por
la salinidad, abandonado por diez años y sin comida tuvo que alimentarse de
insectos y hasta de sus excrementos. Ya ciego fue trasladado al manicomio
criminal de Montelupo Fiorentino, donde murió el 14 de febrero del 1910 a los
61 años de edad.
Escalofriante la
crueldad de la condena infligida al «mostro llegado del Sud», al «parricida», obligado a vivir (sobrevivir es mejor dicho)
diez años en condición inhumanas. Pero hay que esperarse siempre lo peor porque
una vez muerto, le cortaron la cabeza, y el cráneo con el cerebro, después de
un riguroso estudio lombrosiano,
fueron expuestos en el museo de criminología de Roma, donde por casi un siglo
por la módica suma de 2 Euros podían ser admirados…
Gracias a una recolección de firmas y al espectáculo teatral de Ulderico Pesce, los restos fueron sepultados en Salvia di Lucania, hoy Savoia di Lucania, el 10 de mayo del 2007. Pero la mala suerte de los Héroes malditos nunca termina, la tarde del 7 de enero del 2012 algunos ignotos profanaron la tumba del cocinero anarquista en el cementerio de Savoia, martillando la lápida hasta dañarla irremediablemente, hecho gravísimo que ocurre mientras el Comité Pro Salvia logra organizar un referéndum para el cambio de nombre del desafortunado pueblo, devolverle el originario Salvia (por su perfumada hierba aromática abundante en el territorio) en lugar del infausto Savoia de monárquica memoria. Evidentemente un cambio que alguien no desea. A Giovanni Passannante otro Giovanni, el poeta Pascoli dedicó una oda, nunca más encontrada, “Eroe maledetto” (Héroe maldito), que le costó la cárcel al poeta; luego vino el espectáculo teatral “L’innaffiatore del cervello di Passannante” (El aspersor del cerebro de Passannante) de Ulderico Pesce y la película “Passannante” de Sergio Colabona, estrenada no sin polémicas en ocasión de los 150 años de la unidad de Italia.
Gracias a una recolección de firmas y al espectáculo teatral de Ulderico Pesce, los restos fueron sepultados en Salvia di Lucania, hoy Savoia di Lucania, el 10 de mayo del 2007. Pero la mala suerte de los Héroes malditos nunca termina, la tarde del 7 de enero del 2012 algunos ignotos profanaron la tumba del cocinero anarquista en el cementerio de Savoia, martillando la lápida hasta dañarla irremediablemente, hecho gravísimo que ocurre mientras el Comité Pro Salvia logra organizar un referéndum para el cambio de nombre del desafortunado pueblo, devolverle el originario Salvia (por su perfumada hierba aromática abundante en el territorio) en lugar del infausto Savoia de monárquica memoria. Evidentemente un cambio que alguien no desea. A Giovanni Passannante otro Giovanni, el poeta Pascoli dedicó una oda, nunca más encontrada, “Eroe maledetto” (Héroe maldito), que le costó la cárcel al poeta; luego vino el espectáculo teatral “L’innaffiatore del cervello di Passannante” (El aspersor del cerebro de Passannante) de Ulderico Pesce y la película “Passannante” de Sergio Colabona, estrenada no sin polémicas en ocasión de los 150 años de la unidad de Italia.
La tierra del
Renacimiento, del Resurgimiento y de la Resistencia tiene aún muchas historias
por escribir… muchas de ellas trágicas y aparentemente sin fin.
agosto 2017
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Imagen: Giovanni Passannante
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