LANDON Y. JONES
Vladimir Nabokov
escribió su perturbador y cautivante clásico Lolita sin respiro, a
lo largo de cinco años, desde 1948 hasta 1953. Lo hizo llenando tarjetas de 5x7
pulgadas con notas que tomó viajando en el asiento del acompañante mientras el
conductor a cargo, su esposa Vera, manejaba el Oldsmobile negro que tenían.
Viajaron desde Ítaca, en el estado de Nueva York, hasta Arizona, Utah,
Colorado, Wyoming y Montana.
En otras
palabras, en el pico de la guerra fría, un novelista ruso expatriado, con el
resonante nombre de Vladimir Nabokov, deambulaba por los estados más
conservadores, documentándose para un libro sobre la obsesión sexual de un
desgastado aristócrata con las “nymphets” (denominación que terminó en el Oxford
English Dictionary y se ha traducido al español como “nínfulas”). Lo
sorprendente es que Nabokov haya sobrevivido.
Todavía veneramos Lolita por
el argumento audaz de Nabokov y su prosa sugerente, deslumbrante. Pero su
contribución más perdurable puede llegar a ser el retrato de los Estados Unidos
de posguerra, kitsch y ostentoso, que el escritor observó en sus viajes a
través del país. Nabokov nunca aprendió a manejar, de modo que estimaba que
entre 1949 y 1959 Vera ha de haberlo llevado en el auto unos 240.000 klómetros,
casi todos por las rutas de dos manos que precedieron a las autopistas
interestatales.
Si comparamos el
número de millas recorridas, Nabokov es el más norteamericano de los
escritores. Vio más de Estados Unidos que Francis Scott Fitzgerald, Jack
Kerouac o John Steinbeck, y lo que vislumbró fue el país de los caminos
secundarios: personal, íntimo, de apariencia uniforme e innegablemente
auténtico. Hizo falta un autor nacido en Rusia para despertarnos a lo que Mark
Twain sabía bien: Estados Unidos no es un lugar, es un camino.
Iba hacia el
oeste porque cazaba mariposas. Fue un lepidopterólogo apasionado, que escribió
el definitivo estudio científico del género llamado Lycaeides y
varias especies recibieron su nombre por él. Con los años sus viajes lo
llevaron desde Bright Angel Trail en el Gran Cañón a Utah, Colorado y Oregon.
Pero uno de los mejores lugares para encontrar al mismo tiempo muchas especies
diferentes de mariposas estaba a lo largo de la divisoria continental en
Wyoming, a alturas que hacen sangrar la nariz. A medida que continuó el
recorrido, la forma de la novela se fue afianzando y Nabokov empezó a tomar
notas durante su cacería de mariposas y a pasarlas en limpio en habitaciones de
motel.
De modo que, ¿por
qué no seguir la pista de Vladimir y Vera hoy? Los hitos geográficos físicos de Lolita siguen
en su lugar: no sólo las “montañas distantes”, las “colinas de avena” y los
“picos implacables” de Humbert, sino también la cadena en serie de Cabañas
Kumfy, Moteles Sunset, hoteles de paso Pine View, las Casas de Campo U-Beam y
las posadas Skyline, adonde Humbert llevó a la cautiva Dolores Haze (nombre y
apellido reales de Lolita). Entre ellos quedan algunos de los mismos hoteles en
los que se registraron Vladimir y Vera hace más de medio siglo. Ni una vez
durante mi seguimiento de Nabokov di con un solo propietario de motel que
hubiera oído del escritor o de la novela.
Humbert y Lolita
recorrieron toda una “mezcolanza de cuarenta y ocho estados”: Bourbon Street,
Carlsbad Caverns, Yellowstone, Crater Lake, criaderos de peces, viviendas en
acantilados y “miles de localidades llamadas Bear Creek, Soda Spring y Painted
Canyons”. Cuando Humbert y Lolita hicieron su viaje, los íconos religiosos al
costado de las rutas estaban limitados principalmente al sur. La pareja vio
sólo una “réplica de la Gruta de Lourdes en Luisiana”. Hoy hay cruces por todas
partes: blancas y pequeñas para conmemorar accidentes fatales en las
carreteras, gigantescas como “La cruz más grande del mundo”, que supera los 60
metros, en la intersección de las carreteras interestatales I-70 e I-57, en
Effingham, estado de Illinois.
En Wyoming,
Vladimir y Vera pararon en el hoy desaparecido Motel Lazy “U”, de Laramie, al pie
de las montañas Medicine Bow, hacia el sudeste del estado. Viajaba con ellos su
hijo Dmitri, estudiante de la Universidad de Harvard, al volante de su nuevo
Ford A 1931. Desde Laramie la familia siguió en auto hasta la cordillera Snowy
Range y pasaron por un “pantano de sauces de aspecto notablemente repulsivo,
lleno de bosta de vaca y alambres de púa”, donde Vladimir se detuvo de
inmediato a cazar mariposas. Más adelante llegaron a Riverside, también en el
estado de Wyoming, villorrio polvoriento con “un garaje, dos bares, tres
albergues para automovilistas y algunas estancias, a un kilómetro y medio del
viejo y obsoleto pueblito de Encampment (calles de tierra, veredas de madera)”.
Vladimir pasó el
4 de julio de 1952 en Riverside, y debe haber tomado notas sobre las
Festividades del Día de la Independencia aquella vez, datos que cobrarían vida
nuevamente en Lolita cuando el muy europeo Humbert termina
confundido por “alguna importante celebración nacional en el pueblo, a juzgar
por los petardos, verdaderas bombas que explotaban todo el tiempo”. Desde
Riverside, Vladimir y Vera se hicieron una escapada por el día hasta la cercana
Sierra Madre para cazar mariposas, tomando por un “camino local abominable”
hasta la divisoria continental. Yendo hacia aquel paso, como más tarde lo
describió en un artículo para The Lepidopterists’ News ,
Nabokov encontró los “mejores terrenos de caza” en Wyoming y capturó una
cantidad de “curiosos” especímenes de mariposas, entre ellas la Speyeria
egleis , que después donó a colecciones de las universidades de
Cornell y Harvard y al Museo de Historia Natural de EE.UU.
Luego los Nabokov
se dirigieron al norte del estado, hacia el pequeño pueblo de Dubois, donde
cazaron mariposas a lo largo del magnífico río Wind y pararon en una cabaña de
troncos y después en el Red Rock Motel, cuya razón social es actualmente
Longhorn Ranch Lodge and R.V. Resort. Ubicado al pie de colinas altas, de
laderas que caen a pique sobre el río Wind, con sus dilatadas manchas rojas y
marrones, el Longhorn rinde homenaje entusiasta a la estética del oeste en
versión Hollywood. Hoy, junto a la oficina de administración hay un
museo-santuario dedicado a las motocicletas Harley-Davidson.
Después de
Dubois, Vladimir y Vera continuaron hacia el norte a través del espectacular
paso de montaña Togwotee, desde donde se ve Jackson Hole, lugar que Humbert
debe haber tenido en mente al describir el oeste de altas montañas como “grises
colosos de piedra con vetas de nieve”. Fueron a parar a Jackson Hole, más
adelante a Star Valley y a lo que Nabokov llamó el “pueblito completamente
encantador” de Afton, Wyoming, un sitio con 2.500 habitantes y muchos más alces
y truchas.
El motel en el
que se hospedaron, Corral Lodges, sigue estando en el centro de la población.
Construido en la década de 1940, es un semicírculo de 15 cabañas de troncos
individuales agrupadas alrededor de una oficina de administración que fue
estación de servicio. En Lolita , el Corral Lodges aparece
como cualquiera de los refugios de troncos con leños de pino, “barnizados en
marrón”, que a la Dolores Haze –Lolita– de 13 años le recuerdan “huesos de
pollo frito”.
En su viaje al
oeste, Humbert y Lolita habían visto el anuncio en una caverna sobre “la mayor
estalagmita del mundo”. Apenas saliendo del Corral Lodges vimos “el mayor arco
de cuernos de alce del mundo”, un pórtico triunfal plano que cruza por sobre
todo el ancho de los cuatro carriles de la calle principal, totalmente
construido con más de 3.000 astas desprendidas año tras año de alces machos. Nabokov
cazaba sus amadas mariposas en los arroyos tributarios del río Salt, incluido
el “mayor manantial intermitente del mundo” en Swift Creek. Los troncos usados
para construir las cabañas de Corral Lodges llegaron flotando corriente abajo
por el arroyo Swift para luego ser trabajados a mano al estilo “tradicional
sueco”, cortando las esquinas para efectuar las inserciones. Algo de las
Montañas Rocallosas del oeste le recordó a Nabokov su juventud en Rusia.
“Alguna parte mía debe haber nacido en Colorado”, le escribió al crítico Edmund
Wilson, “porque constantemente estoy descubriendo cosas con súbito deleite”.
Los Nabokov
hicieron el viaje de vuelta por Jackson Hole, donde Dmitri se quedó de
vacaciones con sus compañeros del Club de Montañismo de Harvard. En 1951 se
habían alojado en el Teton Pass Ranch, pocos kilómetros al oeste de la
minúscula población de Wilson, siempre en Wyoming.
La parada final
en la pista de Nabokov en Wyoming fue el Battle Mountain Ranch, sobre el río
Hoback, al sudeste de la localidad de Jackson. Estancia que también recibía
huéspedes cuando Vera y Vladimir la visitaron durante su persecución de
mariposas, se ha mudado río abajo y es hoy el Broken Arrow Ranch, sede del
programa benéfico “City Kids Wilderness Project”. Un año después de su viaje
por Wyoming en 1953, Nabokov terminó esa “cosa grande y espiralada” que lo
había acechado durante media década. Temeroso de una reacción negativa, no
menos de dos veces había intentado quemar las tarjetas en las que redactó el
manuscrito. En cada oportunidad, Vera las salvó del fuego.
Rechazada en
Estados Unidos, Lolita fue publicada por primera vez en 1955
en Francia, en inglés. Llegada a Gran Bretaña, el Sunday Express dijo
que era “mera e irrestricta pornografía”. Pero el novelista Graham Greene la
elogió, rescatándola así de las llamas de la crítica. En Estados Unidos se
publicó en 1958, con ruidosa aceptación. De inmediato se convirtió en N° 1
entre los bestsellers del New York Times , y Stanley Kubrick
se alzó con los derechos cinematográficos. Desde entonces se ha vuelto a
reimprimir siempre y la reputación de Vladimir Nabokov nunca ha estado más
alta, con nuevos libros que se publican sobre él todos los años. El más
reciente es, precisamente, la reveladora biografía Nabokov in America ,
de Robert Roper.
©New York
Times. 24/05/2016
Traducción de Román García Azcárate.
Traducción de Román García Azcárate.
Buen artículo.
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