JORGE MUZAM
Subo y bajo lomas
salpicadas de avellanos, robles desnudos, ruquitas de zarzamora. Invierno
celestino, gris conejo, violeta desgastado. El camino serpentea. Tordos
operáticos sobre varas de acacio, perdices haciéndose las lesas. Asoman
montañas con escasa nieve. El Chillán y el Longaví compitiendo por la
perspectiva, por el cetro de oro, por el azul cian del cielo ñublensino. Hay
bajadas donde no llega el sol, escarcha que voltea camiones, bosques de
laureles, pudrideros de hojas. Es una descripción y un paralelismo. Mi vida se
asoma y se desgasta, se enciende como una luciérnaga con cocaína y al momento
se hunde en el pantano más profundo. Los días cobran un sentido periférico
cuando sumo palabras. Es como resistirse a morir, un aleteo lingüístico. Las
palabras se acumulan en un vertedero virtual cubierto de telarañas. Las
contradicciones implícitas generan cortocircuitos, potenciales llamaradas,
cenizas ilusorias. Lo sensato sería pensar que el disco duro morirá de muerte
súbita, que no habrá caja negra ni detectives sonrosados escarbando entre tanta
lujuria por defecto. Creo haber palpado el sentido de una nube en retirada y
ese es mi triunfo y mi gran desdicha.
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De CUADERNOS DE
LA IRA (blog del autor)
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