JORGE MUZAM
Sol y puelche en
el valle. Florecen albaricoques y aromos. Desde el jardín los botones de
camelias se expanden como luces rojas de un lenocinio celestial. Hoy leeremos a
Bret Harte, Panait Istrati y Vicente Pérez Rosales. Al primero se le considera
el padre de los criollistas latinoamericanos, aunque por ahora me interesa sólo
como narrador, como hilvanador de frases limpias de grasa. Por cierto, era un
buen titulador. Quien sino él podría llamar un relato De cómo San
Nicolás llegó a Simpson's Bar. Panait Istrati no necesita adjetivos
ensalzadores. Él era un dios plebeyo, un unificador espiritual de la humanidad.
Y Pérez Rosales no lo hacía nada de mal contando sus patiperreos por la vieja
California, viajando de polizonte hasta Brasil o arrancando de las balas
gauchas en la Patagonia. Será una noche larga de luna menguante y sombras
tenebrosas bailando foxtrot.
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De CUADERNOS DE
LA IRA (blog del autor)
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