Leo a Steiner en
esta entrevista. Habla de educación, de su falta o su deficiencia, esa que
produce ya macarras en serie, gente brutal a la que además de la caza del
dinero que señala el filósofo, le preocupa la fuerza física, el gusto por
imponerse y afirmarse en la realidad al modo de los matones, a través del
grupo y su voz coral, su berrido. El de ayer no fue un buen día. Es una lotería
y eso a quién le importa.
Habla Steiner del valor de la memoria y de la lectura, ese última y sólido refugio, aunque la cultura libresca se haya esfumado, de la importancia del silencio al que tenemos miedo, y combatimos haciendo ruido, aquí mismo, en la Red, teniéndolo como música de fondo. Habla también del tiempo ese que dejamos escapar y es el único capital verdadero que algunos tenemos para realizar aquello que nos hemos propuesto. Sabemos que no podemos perderlo y lo perdemos, en las redes sociales que es tanto como en el mentidero. Parecer (aparecer) antes que ser, dejarse ver, dejarse oír, afirmarse... existir, contar para alguien... el miedo a la inexistencia social.
A Steiner le preocupa el envejecimiento, a mí la impotencia, la indefensión, la creciente impunidad del más fuerte, como la del bellaco de barbita matonil que ayer, en el campus de la UPNA llevaba un perro peligroso suelto y sin bozal, y antes de que yo abriera la boca me espetó: "¡Como digas algo te doy dos hostias!". ¿Qué vas a decir? Nada. Te acoquinas porque sabes que tienes todas las de perder. Menuda novedad. Todo un símbolo de una época que me guste o no, es la mía. La melancolía al estilo de Ferré. Tú te cagas en sus muertos, pero él festejará sin duda la hazaña, solo o en compañía. Algo tan común que lo raro es reparar en ello.
Envejecimiento, faltan las fuerzas y las limitaciones se van imponiendo, y crecen los temores al futuro más inmediato porque con fundamento temes que te falte la tierra debajo de los pies. Que no estés solo en el naufragio no es ningún consuelo. No sigo, Tiempo, falta... solo en el dormir hay misericordia, decía Carlos Fuentes, pero el sueño no siempre llega y el día se te echa encima.
Habla Steiner del valor de la memoria y de la lectura, ese última y sólido refugio, aunque la cultura libresca se haya esfumado, de la importancia del silencio al que tenemos miedo, y combatimos haciendo ruido, aquí mismo, en la Red, teniéndolo como música de fondo. Habla también del tiempo ese que dejamos escapar y es el único capital verdadero que algunos tenemos para realizar aquello que nos hemos propuesto. Sabemos que no podemos perderlo y lo perdemos, en las redes sociales que es tanto como en el mentidero. Parecer (aparecer) antes que ser, dejarse ver, dejarse oír, afirmarse... existir, contar para alguien... el miedo a la inexistencia social.
A Steiner le preocupa el envejecimiento, a mí la impotencia, la indefensión, la creciente impunidad del más fuerte, como la del bellaco de barbita matonil que ayer, en el campus de la UPNA llevaba un perro peligroso suelto y sin bozal, y antes de que yo abriera la boca me espetó: "¡Como digas algo te doy dos hostias!". ¿Qué vas a decir? Nada. Te acoquinas porque sabes que tienes todas las de perder. Menuda novedad. Todo un símbolo de una época que me guste o no, es la mía. La melancolía al estilo de Ferré. Tú te cagas en sus muertos, pero él festejará sin duda la hazaña, solo o en compañía. Algo tan común que lo raro es reparar en ello.
Envejecimiento, faltan las fuerzas y las limitaciones se van imponiendo, y crecen los temores al futuro más inmediato porque con fundamento temes que te falte la tierra debajo de los pies. Que no estés solo en el naufragio no es ningún consuelo. No sigo, Tiempo, falta... solo en el dormir hay misericordia, decía Carlos Fuentes, pero el sueño no siempre llega y el día se te echa encima.
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De
VIVIRDEBUENAGANA (blog del autor), 14/07/2016
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