Hace unos años
comencé a reunir todos los libros de Albert Londres (1884.1932) que caían en
mis manos: manicomios, trata de blancas, presidios, China, guerras a trasmano
olvidadas, terrorismo, el África de El corazón de las tinieblas y
de Viaje al final de la noche y sus horrores...
Visionario, olfateador no de los hechos, o no solo de estos, sino de sus
trastiendas y trascendencia... Londres fue un pionero del periodismo de
investigación y se metió donde no le dejaban entrar, sobre todo ahí, tocó
muchos de los asuntos espinosos, molestos que flotaban como miasma en
el aire de su época. Incómoda mirada la suya, ya fuera en en los
Balcanes, en el país de los Soviets Londres era de los que decían aquello que
los interesados no querían oír. Falleció en el incendio y naufragio del
paquebote Georges Philippar (1932), del que siempre se ha
especulado que fue un atentado.
Este reportaje
sobre las persecuciones y el antisemitismo europeo, ruso, y palestino, y el
anhelo de la Tierra Prometida es fruto de su viaje a Israel (Tel-Avivi) en
1929, publicado en 1930. El antisemitismo: una pasión (eso decía Sartre) que
venía de lejos e iba a alcanzar enseguida unas proporciones que nadie quiso de
verdad prever: si tienen miedo, que se vayan, pero a parte alguna, al camino.
Londres no fue muy optimista con que la llegada del judío errante (y las
actividades de la Agencia Judía) a la Tierra Prometida fuera algo
pacífico ni a corto ni a largo plazo... 1929 insisto.
__
De
VIVIRDEBUENAGANA (blog del autor), 08/12/2016
No comments:
Post a Comment