JORGE MUZAM
A veces me pierdo
de este blog. Imprevistos, bifurcaciones, volver tanto la mirada. Y olvido lo
que había empezado. Nabokov lleva en stand by varios meses. Lo sigo leyendo en
sueños. Y ni hablar de Joyce que acumula polvo sobre mi velador izquierdo. Les dedico
el mejor tiempo posible, pero ese tiempo nunca llega. Mientras tanto he
intentado resolver asuntos, ovillos de problemas, y en realidad no he resuelto
ninguno. Es noche calurosa de diciembre. Huele a pan de pascua. A dulce de
frutilla. Me han obsequiado un mate paraguayo de palosanto. Lo cebo y aspiro
escuchando a Monteverdi. Y es porque no me recuerda a nadie. Mis antepasados de
ese lado deben llevar mucho tiempo dormidos. Los acordeones franceses sí están
a tres pasos. Me ponen en actitud de batalla. Debo ser un soldado napoleónico
desertor, un espíritu con sentimiento de culpa, sediento de ron, deportado de
arriba y abajo. O un heroico cadáver bien conservado. Una ilusión macbethiana,
un pobre actor, una sombra que camina. He recuperado mi ordenador. Andaba con
un embotellamiento de palabras. Me siento incómodo usando ordenadores ajenos.
No tienen mi caos, mi arbitrio, mis autores en primera línea, y si escribo en
ellos no puedo salir de cierta circunspección. Y ser narrativamente
diplomático es perder el tiempo.
__
De CUADERNOS DE
LA IRA (blog del autor), 12/02/2016
Gracias, querido amigo. Las ceremoniosidades narrativas de buena crianza me tienen harto. Esto soy yo, esta es mi voz. Un fuerte abrazo.
ReplyDeleteY así es la forma en que la gente te lee y disfruta, Jorge. Abrazos.
Delete