Monday, February 29, 2016

El hermano Evo

SIMÓN PACHANO

La visión más simple sostiene que Bolivia se convirtió en la tercera pieza de dominó derribada y que es el anuncio de próximas caídas en el vecindario. La elección presidencial en Argentina y la legislativa en Venezuela fueron las dos primeras que, según esa apreciación, comenzaron a marcar una tendencia. Los siguientes pasos se darían en Ecuador con las elecciones generales y en Brasil con la elección presidencial o con la destitución constitucional de la presidenta. Aparentemente, la única pieza bolivariana que quedaría en pie sería la de Nicaragua, donde parece que sigue vigente la técnica, patentada por los siniestros Somoza, que garantiza larga vida a las familias gobernantes.

Como sugieren esas afirmaciones, es altamente probable que los procesos electorales pongan fin a los experimentos que se presentaron como revoluciones, refundaciones y cambios de época. Una de las causas para esas derrotas –las ya ocurridas y las que están por ocurrir– sería la crisis económica mundial. A ella aluden incluso los propios gobernantes cuando buscan explicaciones para la caída en las tasas de crecimiento o para el incremento en el desempleo. Pero, como ocurre con todos los hechos políticos y sociales, las derrotas de los gobiernos de izquierda no se deben a una sola causa. La crisis mundial es un factor importante, pero no es el único ni ha afectado de igual manera a todos los gobiernos. Si algunos han logrado minimizar sus efectos es porque han tomado las decisiones adecuadas y demuestran que el entorno negativo internacional no es una fatalidad.

Precisamente, el gobierno del hermano Evo –como paternalistamente lo trata el líder– se encuentra entre estos últimos. En todos los indicadores económicos marca enormes distancias con los de sus compañeros de ruta. La situación boliviana difiere significativamente de la crisis (que no se llama crisis) ecuatoriana y se halla a años luz del caos venezolano. Esa diferencia se manifiesta no solo con respecto a estos gobiernos, sino que es uno de los países latinoamericanos que han enfrentado de manera más exitosa la caída de los precios de las materias primas en el mercado internacional. Por tanto, la explicación para la derrota hay que buscarla en factores distintos a los económicos.

Pero quizás más importante que buscar explicaciones para la derrota es avizorar lo que puede suceder en el futuro. Un punto de fricción será la selección de candidatos, tanto en las filas gubernamentales como en las de oposición. La salida de Evo configura un gran espacio vacío y abre oportunidad a múltiples posibilidades. Otro conjunto de incógnitas se encuentra en el desempeño del Gobierno en los cuatro años que le quedan de mandato. Queda por ver si mantendrá el cuidadoso manejo económico o cederá a la seducción populista para asegurar la continuidad con un candidato que, inevitablemente, no tendrá la capacidad de liderazgo del hermano Evo. Finalmente, habrá que ver si mantiene, durante los cuatro años, la voluntad de acatar el resultado del referendo o encuentra, como lo hizo Chávez, un resquicio para volver. ¿En realidad cayó la pieza del dominó? (O)

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De EL UNIVERSO (Ecuador), 29/02/2016

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