A día de hoy no
existe una opinión autorizada sobre la causa de que algunas izquierdas de este
país sufran cíclicamente un ataque de insensatez y abracen el nacionalismo.
Llevamos ya un montón de guerras civiles desatadas una y otra vez por una parte
de la población que recibe un soplo divino según el cual su pueblo, en lugar de
un campanario, se merece una torre Eiffel.
Los carlistas en el País Vasco, en Cataluña, en Navarra, no querían sino que a todos los españoles les entusiasmaran sus privilegios, caprichos y trajes regionales. Luego los republicanos federalistas decidieron que lo mejor era que cada cantón acuñara su moneda. Así hicieron los más descerebrados, los del cantón de Cartagena, que exigían el reconocimiento mundial de la nación murciana. Ramón Sender ganó el Nacional de Literatura de 1935 por una novela notable, Mr. Witt en el cantón, donde cuenta los últimos días del sitio de Cartagena. La novela se desluce un poco porque, incapaz de explicar tanta heroicidad, Sender se ayuda con unas muletas sentimentales. Los amores de Milagritos, estirados entre su marido y los titanes de la revolución, enturbia un relato con excelentes escenas de batalla naval a la inglesa.
Y ahora ha
bastado una birria de elecciones para que los impares chicos de Podemos se
descubran separatistas por inspiración del pajarito de Maduro. Sería otra
pájara cartagenera si no fuera porque los batacazos sufridos por el PSOE al
final lo han dejado federalista, ¡qué poca identidad, vive Dios! En la
izquierda española está brotando una fauna del siglo XIX que nos autoriza a
pedir que cambien lo de Podemos por Identifiquemos. ¿Alguien tiene una idea
aceptable sobre este ramalazo castizo y recidivo de la izquierda? ¿O hay
que llamar al psicoanalista argentino?
__
De EL PAÍS, 28/12/2015
Imagen: Eju. tv. (Los fascistas movilizados)
No comments:
Post a Comment