El país,
entretenido por primera vez en su historia en un lío de calzoncillos y asustado
por la capacidad de engaño del presidente Santos, no ha reparado en un proceso
que puede ser la semilla de la nueva guerra, si es que ésta se acaba.
Como el
fundamento de la paz reside en quien vaya a quedarse con el negocio de la
droga. Y como ese negocio con el paso de los años no solo sirvió para financiar
a las Farc, sino también para aupar nuevos liderazgos y homogeneizar
territorios, la posibilidad de la firma del acuerdo en La Habana está
precipitando, lenta pero inexorablemente, un reemplazo de las Farc por el ELN.
Los elenos, luego
de aquella cúspide de los secuestros en masa de Cali y de haber sido drásticos
en no permitir negociar con droga, cayeron finalmente en el mismo espiral. Y
ahora, cuando ven el vacío que van a dejar las Farc en ese negocio, están tomando
posiciones y reemplazándola antes que se vaya.
En Antioquia, el
Catatumbo y la Costa Pacífica, el fenómeno se está viviendo a plenitud. Y como
en ambas regiones el negocio de la coca y del oro ilegal ha sido manejado por
muchachones guerrillos que no tienen ninguna formación ni marxista ni católica,
pero si una loca ambición de riqueza, el asunto se precipita.}
Enfrentarlos no
parece misión de un Ejército acobardado ni herramienta de un presidente
obcecado por el Nobel. Cambiar de gallardetes en una organización caduca cuando
lo importante no es el uniforme sino la plata, les va a resultar muy fácil a
faruchos y elenos.
Hacer la paz con
las Farc para que los elenos los reemplacen es una estupidez. Volver al tiempo
de la crueldad y los secuestros millonarios, mucho peor.
De ADN
BOGOTÁ, Febrero
22, 2016
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De DE OTROS MUNDOS
(blog de Triunfo Arciniegas)
Fotografía: Cocaína y armas secuestradas en Santa Cruz, Bolivia
Fotografía: Cocaína y armas secuestradas en Santa Cruz, Bolivia
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